Elmer Ancona Dorantes
Como un gesto de enorme honestidad, de responsabilidad y valentía, podemos calificar lo que dijo este martes el Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, Secretario de Marina.
En el marco del Desfile Cívico Militar, delante de todos, públicamente, reconoció que ha sido duro para los marinos navales aceptar la existencia de actos reprobables, de alta corrupción, entre los altos mandos de la institución.
“Fue muy duro aceptarlo, pero hubiera sido mucho más y absolutamente imperdonable, callarlo”.
Así lo expresó delante de la presidenta Claudia Sheinbaum -dirigiendo su mirada hacia ella-, ante los invitados de honor -nacionales e internacionales- y ante millones de mexicanos que estarían atentos a sus palabras.
En medio del escándalo por la red criminal de huachicol que involucra a mandos navales, el Almirante afirmó:
“Sería imperdonable callar actos reprobables (…) Sólo se mantiene el honor con la verdad”.
No obstante, dejó en claro que esos actos de corrupción de vicealmirantes, contralmirantes y capitanes no los definen como la honrosa institución que los ha caracterizado durante más de 200 años de existencia al servicio de la Patria.
Esos errores, expuso Morales Ángeles con voz vigorosa y sin dudar, no pueden enquistarse y dañar al pueblo; reiteró que, pese a los señalamientos de escándalos recientes, la Secretaría de Marina mantiene su compromiso de servir con honor, deber, lealtad y patriotismo.
“Así, el mal (la corrupción) tuvo un fin determinante en la Marina, y no encontró lugar ni abrigo. Fuimos nosotros mismos quienes dimos el golpe de timón”.
Con esta expresión podríamos entender dos cosas:
1) Que la institución le dio un “espaldarazo” a su antecesor, el Almirante José Rafael Ojeda Durán, quien presuntamente acudió a la Fiscalía General de la República a denunciar los hechos de corrupción de sus sobrinos políticos, empresarios y políticos vinculados a este cáncer social. Esa sería una mala señal para los mexicanos.
2) Que la cúpula de cúpulas dentro de la Marina obligó a su Secretario de Marina acudir a la FGR para destapar la cloaca que él mismo generó dentro de la institución, coludido con grupos de civiles. Esa sería una forma de “ayudarlo” en este grave problema en el que se metió.
3) Que la cúpula de cúpulas de la Marina, en la administración de Claudia Sheinbaum, tomó la decisión de revelar todo el escándalo -tal y como lo dijo Morales Ángeles- y castigará con todo el peso de la ley a Ojeda Durán y todos los marinos involucrados. Esta sería la mejor opción para recuperar el prestigio perdido.
El Almirante Morales Ángeles, aún más, lanzó otro dardo envenenado contra los responsables de haber manchado el legendario prestigio de esta institución militar.
“(Se actuará) Pase lo que pase, duela lo que duela, se trate de quien se trate… porque la Secretaría de Marina ha actuado bajo una sola guía: la honestidad y la transparencia… La Marina no puede optar por el disimulo ni el silencio”.
El titular de la Semar remató su discurso con una sentencia lapidaria para quienes pusieron en boca de todos la honorabilidad de la institución.
“Jamás fue para nosotros una opción el disimulo, porque el silencio no nos define. La verdad nos cambia, nos fortalece, la justicia nos determina y la ley nos sustenta…
“Contamos con una Marina que cree en la aplicación plena de la ley y que actúa bajo el código de honestidad y justicia, porque sólo se mantiene el honor con la verdad”.
Bueno, pues al buen entendedor, pocas palabras. La amenaza la echó al aire el Almirante Morales Ángeles y dejó en claro que irán contra los culpables, caiga quien caiga, y que además, los marinos navales no están para disimular absolutamente nada, aunque las órdenes vengan desde lo más alto de la clase política.
Yo sigo pensando que, en este affaire a la mexicana, en la que se puso en entredicho el prestigio de la Marina, van a caer más cabezas, incluyendo la de civiles, y con toda seguridad será más pronto que tarde.
La horrible traición a esta honorable institución no debe ser permitida, al menos que quieran pagar justos por pecadores.
No hay que olvidar lo que dijo el Almirante: Pase lo que pase, duela lo que duela, se trate de quien se trate. A ver si es cierto.
@elmerando