Zósimo Camacho
Desde sus cimientos como institución pionera en la enseñanza agrícola, la Universidad Autónoma Chapingo ha representado un faro de conocimiento y compromiso social con el campo mexicano. Sin embargo, hoy esta gran casa de estudios enfrenta la crisis más profunda de su historia. Y no por falta de capacidades académicas o de trayectoria –que, por el contrario, tiene de sobra– sino por el secuestro institucional ejercido por grupos de poder que han convertido la universidad en un botín político.
La administración central actual, dominada por una coalición de grupos facciosos y conservadores, con el Movimiento Antorchista Nacional a la cabeza –en donde manda desde hace 51 años el cacique Aquiles Córdova Morán–sistemáticamente desarticula las estructuras universitarias. Con ello, violenta las tradiciones académicas, el estatuto universitario e incluso el contrato colectivo de trabajo de una institución con arraigo académico y popular como pocas.
En esta red de influencias destacan el director general Académico, Noé López Martínez; el director general de Administración, Jorge Torres Bibriesca, y el abogado Aarón de la Rosa Zubrán. Mantiene un control férreo sobre el Consejo Universitario y en condiciones de subordinación al rector, Ángel Garduño García, y al secretario general, Josué Vicente Cervantes Bazán.
El ataque sistemático contra los pilares fundamentales de Chapingo se manifiesta con especial crudeza en el desmantelamiento del sistema de Centros Regionales Universitarios, que durante 50 años había extendido el conocimiento agropecuario a las regiones más necesitadas del país.
La desaparición de la Dirección de Centros Regionales Universitarios (DCRU) en este 2025 fue más que una medida administrativa. Constituye un golpe que, de no revertirse, será mortal para la vocación nacional de la Universidad. Centros –como el Península de Yucatán (CRUPY), con 44 años de trabajo ininterrumpido, y el Centro Norte (Crucen), en Zacatecas– han visto truncados sus programas propedéuticos después de 17 y 12 años de funcionamiento, respectivamente. No importó que con ello se privara a cientos de jóvenes de las regiones más marginadas del acceso a educación superior de calidad.
Esta ofensiva burocrática ha afectado especialmente al programa de posgrado en Desarrollo Rural Regional, un espacio académico fundamental para la comprensión y transformación del campo mexicano.
Encima, la grave acusación de violación equiparada que pesa sobre el rector Ángel Garduño García representa una mancha en la historia universitaria. Hasta hoy, el proceso penal acumula siete audiencias con abundantes pruebas en su contra, mientras se han documentado intentos de soborno y hostigamiento hacia la joven estudiante y sus abogados. El hecho de que la administración central haya sostenido en el cargo a un rector acusado de un delito de esta naturaleza, lo que violenta la legislación universitaria, evidencia la profunda degradación ética que atraviesa la elite que controla la institución.
La situación se agrava con la imposición –también el mes que recién concluyó–de un reglamento unilateral para el ingreso, promoción y permanencia del personal académico, que vulnera abiertamente el contrato colectivo de trabajo y amenaza con precarizar aún más las condiciones laborales del profesorado.
El organismo gremial de profesores y profesoras de la Universidad, el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad Autónoma Chapingo (Stauach), con una tradición democrática de más de cuatro décadas y la representación de casi mil de los mil 200 académicos de la universidad, se vio forzado en marzo de 2025 a declarar una huelga de 30 días para defender los derechos profesionales y laborales del colectivo docente.
Aunque se logró un acuerdo que comprometía a la administración central a respetar todos los derechos, los hostigamientos y arbitrariedades han continuado, lo que demuestra la mala fe de quienes dominan la universidad. La parálisis de la comunidad estudiantil –en otras épocas indomable ejemplo de conciencia– y del organismo de los trabajadores administrativos y manuales (el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma Chapingo, Stuach) completa un escenario donde los grupos en el poder operan con impunidad, aprovechando las inercias y divisiones al interior de la comunidad universitaria.
El abandono deliberado de los centros regionales constituye un ataque directo a los esfuerzos por recuperar la soberanía alimentaria nacional. El CRUPY, por ejemplo, no sólo ha mantenido durante 44 años una labor académica ejemplar, sino que conserva 138.2 hectáreas en Temozón Norte como reserva florística y faunística, bajo intensa presión de la industria inmobiliaria, que valúa comercialmente estas tierras en más de 5 mil millones de pesos. Además, mantiene más de mil hectáreas en el predio “San Judas Tadeo” cerca de Bacalar, Quintana Roo.
Este centro participó en el esfuerzo colectivo de varias instituciones, para que la FAO (sigla en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) reconociera a la Milpa Maya como Sistema Importante de la Agricultura Mundial. Y desarrolla el programa de Ingeniería en Desarrollo Agroforestal, para formar profesionales comprometidos con el desarrollo sostenible. Al desmantelar estos centros, la administración central destruye el legado histórico de Chapingo y, al tiempo, sabotea la capacidad de México para construir su autonomía alimentaria.
La parálisis de las secretarías de Agricultura, Gobernación, Trabajo y Hacienda, bajo el parapeto del “respeto a la autonomía universitaria”, se traduce en impunidad para los grupos de poder y garantía de que pueden seguir operando, a costa de la viabilidad de la invaluable institución universitaria.
Cabe preguntarse si existe algún pacto no declarado de instancias del gobierno federal y el gobierno del Estado de México, encabezado por Delfina Gómez, con el Movimiento Antorchista y sus aliados internos en la Universidad, que explicaría por qué se permite que Chapingo se hunda en esta crisis institucional sin precedentes.
Mientras México enfrenta una dependencia alimentaria crítica, con importaciones de maíz que alcanzaron 16.8 millones de toneladas en los primeros ocho meses de 2025, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, se socava de manera deliberada a la principal institución de educación agropecuaria del país.
Los grupos universitarios que resisten este embate, aunque fragmentados y con recursos limitados, mantienen viva la esperanza de rescatar a Chapingo para su verdadero destinatario: el pueblo mexicano, las comunidades campesinas, los pequeños productores y las familias rurales que durante generaciones han confiado en esta Universidad como herramienta de transformación social.
La restauración de Chapingo requiere de procesos transparentes para elegir a sus autoridades. Y también de una reforma profunda que devuelva a la Universidad su misión original de servicio a las mayorías.
Por el bien del campo mexicano y la recuperación de la soberanía alimentaria, la comunidad de Chapingo está llamada a recomponer el rumbo de la institución y devolverle su papel como semillero de profesionales comprometidos con la justicia social y la agricultura del país. La impresionante historia de esta universidad lo merece.
Fragmentos
Israel, el Estado sionista que comete un genocidio en Palestina, consumó en aguas internacionales la detención, ilegal e impune, de la flotilla Global Sumud. Los 497 activistas de 46 países –siete mexicanos entre ellos– llevaban a Gaza la solidaridad del mundo, con alimentos, agua y medicamentos; nada de armas. Al cierre de esta entrega, los militares israelíes habían secuestrado a todas las tripulaciones. Nuestro reconocimiento a quienes, a riesgo de su integridad, se convirtieron en la conciencia de la humanidad. Si queda vergüenza en los gobiernos del planeta, a romper relaciones con el régimen del Herodes de nuestros tiempos: Benjamín Netanyahu.…
¡2 de octubre no se olvida!… Es de lucha combativa. Se cumplen 57 años de la masacre de Tlatelolco y de la represión contra las comunidades estudiantiles de todo el país. Salud a las juventudes rebeldes de todos los tiempos, bendiciones finalmente porque, como identificó el latinoamericano universal Juan Montalvo: “Desgraciados los pueblos donde los jóvenes son humildes con el tirano, donde los estudiantes no hacen temblar al mundo”.