- Como una niña con juguetes nuevos, así describe Michelle Garza Cervera su salto al cine hollywoodense, tras el éxito de su ópera prima, “Huesera.”
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CIUDAD DE MÉXICO.- Como una niña con juguetes nuevos, así describe Michelle Garza Cervera su salto al cine hollywoodense, tras el éxito de su ópera prima, “Huesera.”
La directora mexicana fue la elegida para refrescar el clásico de suspenso “La Mano Que Mece la Cuna” (“The Hand That Rocks The Cradle”), que estrenará Disney+ el 19 de noviembre.
“Me sentía intimidada y asustada, pero en cuanto empecé a hacer mi trabajo, todo comenzó a fluir. Por supuesto que aquí tienes muchos más juguetes. Yo a veces pensaba en cómo resolver con poco y me decían: ‘Oye, pero si tenemos tal grúa y tal cámara’.
“Había muchas cosas que, la verdad, yo ni conocía, pero al final de cuentas son más herramientas que siguen estando dentro de una caja que tiene que ver con la narrativa”, contó Cervera en entrevista.
La realizadora, de 38 años, se adentra en el cine más industrial tras un paso corto, pero significativo en el cine independiente, abrazada por los grandes estudios y la oportunidad de probarse en lo que más le gusta y mejor sabe hacer: el terror.
Porque si bien el filme original, dirigido por Curtis Hanson y protagonizado por Annabella Sciorra y Rebecca De Mornay, está más centrado en el suspenso, la versión de la mexicana explota más la violencia.
“Hay mucha comodidad en las horas de trabajo, hay muchas dinámicas distintas, pero la verdad me sentí muy abrazada y tuve la suerte de estar rodeada de un equipo que, a pesar de que muchos de ellos llevan muchísimas más películas que yo, abrazaron mi curiosidad y mi emoción.
“Tan sólo es mi segunda película y creo que hay algo muy mío, que tiene que ver con cómo crecí, cómo me formé como directora en México, con lo que siempre voy a cargar toda mi vida”, expresó.
Protagonizada por Mary Elizabeth Winstead, Maika Monroe y Raúl Castillo, y escrita por Micah Bloomberg y Amanda Silver, la historia sigue a una madre de clase alta que contrata a una niñera sin saber que le espera un oscuro camino de terror doméstico.
“Creo que logré mantener mucho mi tono y la manera en la que a mí me gusta crear y construir el suspenso. Tuve mucha fortuna y me sentí muy respetada. Es un remake con un guion de alguien más y, obviamente, hay un estudio y muchas personas detrás; de pronto se vuelve un poquito como un juego de ajedrez.
“Fueron meses de trabajo y de discusiones, procesos de debate y de probar diferentes maneras hasta llegar a un punto en donde todos estábamos alineados”, resaltó.
La versión de la directora presenta una historia de fondo diferente a la original y personajes más complejos que ahondan en su condición humana y en moralidades más cuestionables.
La cinta también cambia de escenario: se traslada de Seattle a los suburbios de Los Ángeles, en un intento por explorar la violencia de una manera distinta y más sombría.
“Hay elementos que tienen que ver con ser mexicana en Estados Unidos, con las violencias que heredamos y que también viven las personas migrantes. No sólo tiene que ver con la identidad y la mexicanidad que yo imprimí en la película, sino también con el género, con la violencia entre mujeres.
“Tenía muchas ganas de retar esa vida suburbana estadounidense y ese espacio que aparentemente es muy seguro, pero donde también habita mucha violencia. Hay puntos muy explosivos e interesantes de narrar desde el punto de vista de alguien que no creció aquí”, adelantó.