- Las vallas del Zócalo aún no se retiraban por completo cuando se celebró la ceremonia que declaró el danzón como Patrimonio de la CDMX.
STAFF / AR
CIUDAD DE MÉXICO.- Las vallas colocadas en inmediaciones del Zócalo aún no habían sido retiradas en su totalidad, cuando los ritmos del danzón retumbaron durante la ceremonia en la que este baile fue declarado Patrimonio capitalino.
Abanicos, zapatos de charol y tacones colorearon la plancha. Tras el anuncio de la declaratoria, el Zócalo se tornó un salón de baile. Algunos mostraban sus pasos en pareja, otros en individual.
“La práctica cultural del danzón es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México. Y esta declaratoria es una política de salvaguarda, significa ante todo compromisos por parte del Gobierno, por parte de la comunidad”, apuntó la Jefa de Gobierno, Clara Brugada.
Entre las parejas estaban José Luis, “Pachuco Elegante”, y María de Jesús, “La Merry”, de 85 y 86 años de edad.
“Realmente tenemos 32 años bailando. Somos los pioneros del Salón Los Ángeles. Cuatro parejas que ya nada más quedan. Nosotros y otros, contaditos ya, porque todos se nos han ido”, dijo José Luis, quien recordó que su amor por el danzón nació en Tepito, después de que buscó ritmos nuevos.
“Así fue como yo aprendí a bailar, de vecindad, de ahí me nació”.
Vestidos de rosa y blanco, con flor en la solapa, sombrero y abanico, alternaban sus bailes con las fotos que les solicitaban paseantes.
Desde Iztapalapa llegaron Fernando Cruz y su pareja, Patricia. A él la música lo acompañó desde la infancia.
“Esto viene desde los padres, que lo vienen heredando hacia uno, hay cierto valor sentimental en cuanto a ese tipo de música, uno lo adopta y, pues, es lo que uno disfruta de lleno”, resaltó.
Vestido con traje azul en el que se observaban lentejuelas recordó que lleva 12 años practicando este baile y espera que la declaratoria lo fomente más.
“Es algo muy especial, porque sí hace falta un estímulo de ese tamaño para precisamente que esto no muera, que esto del danzón siga”, enfatizó.
Martha Hernández, de 78 años de edad, suma casi dos décadas bailando danzón.
“Comencé con el cuadrito (pasos básicos) y porque, bueno, que el maestro me tiene calma”, relató.
A sus 70 años, Patricia Muñoz, decidió probar junto a su esposo la clase de danzón en una casa de adultos mayores. Ahora lo ve como una actividad permanente.
“Nos dio inquietud y empezamos a bailar y nos hemos enamorado mucho del danzón. Me gusta bailarlo, me gusta la elegancia con que lo bailan y yo espero aprender a bailar mejor, me parece muy bonito.
“Que bueno que sea reconocido, que lo sigan promoviendo a las nuevas generaciones”, añadió.




