- Los sismos de gran magnitud que han azotado la Capital, especialmente el del 19 de septiembre de 1985, generaron un Reglamento de Construcción más riguroso.
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CIUDAD DE MÉXICO.- Los sismos de gran magnitud que han azotado la Capital, especialmente el del 19 de septiembre de 1985, generaron un Reglamento de Construcción más riguroso y nuevas herramientas tecnológicas para diseñar edificaciones más resistentes.
Después de 1985, se restringió la construcción de inmuebles con estructuras a base de marcos, compuestas de vigas y columnas, así como aquellos con losa reticular, caracterizados por no tener vigas, los cuales colapsaron.
De acuerdo con el investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, Mario Rodríguez, los distintos tipos de suelo en la Ciudad representan un desafío al momento de proyectar nuevos edificios.
“Hay que reconocer que la zona del lago es como un ser viviente que al ir perdiendo agua se va haciendo más rígido, se va asentando el suelo y va convirtiéndose en otro suelo diferente. Estos cambios no son de un día (ni) de un año para otro, son de 20, 30, 40 años, cuando se nota la diferencia de estos asentamientos”, mencionó el doctor en Ingeniería Estructural y Sísmica.
Por ejemplo, los daños causados por el sismo de 1985 fueron distintos en las colonias Condesa o Roma respecto a Contreras o Ajusco, por la diferencia en los cimientos de las edificaciones.
“Como ingenieros estructuristas tenemos claro la diferencia que hay entre un edificio en la zona con suelo duro, de roca y otro en la zona del lago y eso está en las normas, en el diseño de estructuras. Para nosotros están muy claras las exigencias (y) los requisitos para estructuras en una zona y en otra”, puntualizó Rodríguez.
Las herramientas tecnológicas para diseñar estructuras, implementadas por la Capital, incorporan los retos geotécnicos del suelo.
“Las normas en la Ciudad tienen una ayuda al ingeniero, que se llama Sasid, un programa de computadora que controla el Gobierno de la Ciudad de México, con las coordenadas del GPS del sitio específico.
“Este programa define cuáles son las demandas de diseño, las consideraciones para diseñar la estructura tomando en cuenta el suelo, o sea, el problema está resuelto bajo ese punto de vista”, mencionó Rodríguez.
El Sistema de Acciones de Diseño (Sasid) entrega los datos iniciales para definir un proceso típico del diseño estructural de edificaciones.
“El programa dice: ‘tienes que diseñar para tales fuerzas de sismo’, (pero) la norma deja abierta la puerta de que si el ingeniero quiere revisar con otro procedimiento, lo puede hacer, pero lo tiene que hacer gente especializada, con procedimientos racionales y fundamentados”, subrayó.
RETOS EN INGENIERÍA ESTRUCTURAL
A pesar de estas adaptaciones, aún existen inmuebles antiguos que no han sido revisados por las autoridades para garantizar su seguridad estructural, señaló Rodríguez.
“Las normas a través de los años son más eficientes, entonces, un edificio de hace 30 años seguramente no va a cumplir las normas actuales. A partir de 2023 aparecen normas con criterios para que esos edificios se rehabiliten, se revisen y se hagan los cambios necesarios, sin embargo, los propietarios no toman decisiones, porque consideran que la inversión requerida es cara”, indicó.
El propio Reglamento incluye Normas Técnicas Complementarias, las cuales detallan el procedimiento para realizar la rehabilitación de los inmuebles afectados por el sismo.
“Pero eso depende de los propietarios y creo que las normas no son exigentes para que tengan la obligación de hacer la rehabilitación, es lo que está faltando”, precisó Rodríguez.
Explicó que en México predominan diseños arquitectónicos que dejan de lado la seguridad estructural de los proyectos.
“Chile, un país con intensa actividad sísmica, tiene más terremotos que nosotros, existe más sensibilidad, en el sentido de que los arquitectos respetan que la estructura tenga ciertas características compatibles con la seguridad estructural, en cambio en México predomina la arquitectura con características que a veces pone en riesgo la seguridad estructural”, expuso.
Para llevar a cabo un proyecto inmobiliario, se debe contar con la firma de un Corresponsable en Seguridad Estructural.
“Es importante que el inversionista no busque un Corresponsable en Seguridad Estructural que le apruebe el proyecto (…) de manera fácil, debe ser uno riguroso, que revise si se cumple la mayoría de los requisitos de la norma; a veces, eso no ocurre.
“Al inversionista hay que saberle hablar para decirle: ‘mira, te vas a ahorrar unos pesos en la construcción inicial al no cumplir de manera eficiente el diseño estructural, pero la inversión requerida para rehabilitar el edificio, cuando ocurra el siguiente terremoto, será muy alta”, anotó.
Además, enfatizó que el Reglamento de Construcciones sólo aplica dentro de los límites de la CDMX y no a nivel nacional, lo que dificulta que este sea respetado.
“Lamentablemente, el país, México, no tiene un Reglamento de Construcciones a nivel nacional y eso es un problema muy singular, en Latinoamérica los países tienen su norma nacional de construcciones, nosotros no, y es algo que debe cambiar”, señaló.
Incluso, pese a que el Estado de México se desarrollo sobre el mismo lago, la normativa es diferente.
“En el Estado de México, se construye con una norma muy diferente a la de Ciudad de México. ¿Por qué? Si podría ser solo 100 metros entre un punto y otro, la sociedad debe enterarse de que hay un vacío.
“¿Por qué va a ser diferente a la norma de la Ciudad de México, si es el mismo lago? Hay una contradicción seria, que no ha sido resuelta”, cuestionó Rodríguez.