Sergio León Cervantes
En 2026 no se renegocia sólo un tratado comercial: se renegocia el lugar de México en la economía norteamericana. La revisión del T-MEC será menos jurídica y más política. Y ahí es donde se definen los ganadores y los territorios vulnerables.
Mejor escenario
Si México logra mantener estabilidad regulatoria, cumplimiento laboral y certidumbre energética, el impacto es claro:
- Inversión extranjera directa: entre US$40 y 45 mil millones anuales, impulsada por nearshoring.
- Exportaciones: crecimiento adicional de 5–7% anual, manteniendo acceso preferencial al mercado más grande del mundo.
- Empleo formal: hasta 400 mil nuevos empleos en cadenas productivas vinculadas a Norteamérica.
Para Quintana Roo, el beneficio no es industrial, sino macroeconómico:
- Turismo protegido por ingreso disponible: EE. UU. y Canadá representan cerca del 65% del turismo internacional del estado. Un T-MEC estable sostiene consumo, viajes y gasto promedio.
- Inversión turística e inmobiliaria: continuidad de proyectos por más de US$2,000 millones anuales.
- Tipo de cambio estable: control de costos importados del sector hotelero (alimentos, equipamiento, tecnología).
Resultado: Quintana Roo mantiene ocupación, empleo y recaudación, incluso en un entorno global complejo.
Peor escenario
Si la revisión del T-MEC se convierte en instrumento de presión política, el costo es inmediato:
- Caída de IED: hasta –25% en flujos de inversión por incertidumbre.
- Aranceles sectoriales o medidas espejo: pérdida de competitividad en exportaciones clave.
- Crecimiento económico: México podría perder 1 a 1.5 puntos del PIB en un solo año.
Para Quintana Roo, el golpe entra por la vía más sensible:
- Menor gasto turístico: una contracción de 8–12% en el gasto promedio, aunque el volumen de turistas no caiga igual.
- Presión en márgenes hoteleros: alza de costos importados y menor rentabilidad.
- Inversión en pausa: proyectos se retrasan por mayor costo financiero y percepción de riesgo país.
Resultado: menos empleo indirecto, menor recaudación local y presión social.
Los riesgos reales
- Usar el T-MEC como arma electoral en EE. UU.
- Falta de señal clara de Estado de derecho económico en México.
- No diferenciar política social de política comercial.
La solución
Para México:
- Blindar reglas del juego: certidumbre energética y regulatoria.
- Cumplir, no confrontar, en lo laboral y comercial.
- Convertirse en el socio confiable, no en el socio barato.
Para Quintana Roo:
- Tratar al turismo como política económica, no sólo promoción.
- Diversificar mercados y elevar el ticket promedio.
- Reducir dependencia de insumos importados y fortalecer logística regional.
El T-MEC no se va a romper. Pero sí puede dejar de premiar a quien no entienda el momento. En 2026, México y Quintana Roo no compiten contra otros países: compiten contra su propia capacidad de leer el tablero y actuar con frialdad estratégica
¡Hasta la próxima semana, con nuevos retos y oportunidades!
Sin miedo a la cima, que el éxito ya lo tenemos.
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