Misantla sabe a gloria

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  • A unas cinco horas y media de la Ciudad de México, a dos de Papantla y a una de Martínez de la Torre está ubicado el pequeño poblado de Misantla, toda una sorpresa en Veracruz.

PEDRO BERRUECOS / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Hay lugares que, por insospechados, hacen que conocerlos se convierta en una doble, triple (no, no, no)… múltiple experiencia. A unas cinco horas y media de la Ciudad de México, a dos de Papantla y a una de Martínez de la Torre está ubicado el pequeño poblado de Misantla, toda una sorpresa en Veracruz.

Esta población guarda una historia impresionante y presume una vocación turística que vale la pena ir a descubrir antes de que se vuelva tendencia y, al desarrollarse, corra el riesgo de perder su esencia.

Si en una escapada el aventurero busca experiencias al aire libre, ver zonas arqueológicas que están lejos de ser descubiertas por el turismo de masas, llenarse los ojos con ríos de aguas cristalinas y paisajes espectaculares, probar rica comida o simplemente desconectarse, Misantla es como hallar un pedazo del paraíso en tierras veracruzanas.

No es sólo la hospitalidad de su gente, lo que garantiza el asombro del viajero apenas pisa este destino. Aquí todavía se encuentran elementos de la mexicanidad que, desafortunadamente, se han perdido en ciudades más grandes; como ir a una panadería tradicional. En la del Chato Badillo, por ejemplo, aún se emplean hornos calabaceros de leña. ¿Se te antoja probar deliciosos guisos? Para muestra están los quelites en salsa de cacahuate y las empapatadas, plato típico del lugar.

Tampoco es raro que algún lugareño abra las puertas de su hogar. Nosotros probamos algunas delicias en la casa de Doña Julia y Don Agustín, quienes viven a un costado de la iglesia, en Pueblo Viejo. Además, ahí mismo, no te pierdas, de ver el secado del café en las banquetas y calles (los granos son usados para el autoconsumo).

En el destino también se pueden admirar los naranjos y los árboles de mandarina, visitar a los artesanos que trabajan la madera de cedro, beber un torito de café, un licor de capulín o nanche, conocer el proyecto ecoturístico de la “Quinta Serenidad” (en la comunidad de Morelos) y admirar la espectacular orografía de la Sierra Madre Oriental.

Por supuesto, la experiencia no estaría completa si no te das el suficiente tiempo para conocer uno de los dos sitios arqueológicos prácticamente inexplorados de la zona: Los Ídolos y Paxil, que harán que te sientas como todo un aventurero.

Hay experiencias de lujo que ofrecen una visión más amplia de nuestra herencia y cultura. Al emprender el camino, no sabíamos bien a bien qué esperar. Hoy, ¡ya queremos volver a Misantla!