POR KUKULKÁN
LA INERCIA de un triunfo arrollador de Morena en la próxima sucesión de gobernador de Quintana Roo parece ser el destino inevitable del proceso electoral de 2022, como lo intuyen todas las encuestas que se han venido difundiendo últimamente, al grado de que entre dirigentes, militantes y adherentes se tiene la certeza de que el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador ganará (sí o sí) con el candidato que finalmente sea postulado, sin importar trayectoria ni desempeño personal, como han demostrado los más recientes procesos en que han triunfado personajes advenedizos a un movimiento del cual ignoran su ideología o, en el peor de los casos, de oscuro pasado priísta.
BAJO este escenario de triunfalismo adelantado es que entre advenedizos y corruptos de siempre, que ahora ocultan su verdadero rostro en la bandera guinda, se ha desatado una feroz guerra mediática de encuestas cuyos resultados favorecen a algunos o descartan a otros de los hasta ahora seis aspirantes visibles a la anhelada candidatura, cuando lo que verdaderamente importa al ciudadano de a pie, al que siempre le prometen cambios sin cumplir, es saber cuál es el proyecto y las propuestas de gobierno que traen en materia de seguridad pública, empleo, educación y salud para mejorar su calidad de vida.
EL RESPETO a la llamada cuota de género al interior de Morena durante los procesos que habrá el año entrante para elegir gobernadora o gobernador en seis estados (los otros cinco son: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca y Tamaulipas), ha planteado la enorme posibilidad de que para Quintana Roo optarán por una mujer. Y es bajo este escenario en que se circunscribe la lucha por la candidatura entre las aspirantes Mara Lezama, alcaldesa reelecta, y Marybel Villegas, senadora, quienes en la pasada contienda interna disputaron la candidatura por la presidencia municipal de Benito Juárez, con los resultados conocidos ya por todos.
LA DISPUTA ahora por la candidatura de la gubernatura entre ambas pareciera una continuación y que todo dependerá del peso del padrinaje que cada una trae: Julio Scherer, consejero jurídico del presidente, para el caso de Mara Lezama, y Ricardo Monreal, líder del senado, para el de Marybel Villegas, lo cual a los ojos de los acechadores del poder se antoja como un choque de trenes del cual no saldría bien librado Morena, a menos que la postulación se definiera por un hombre y que este fuera exclusivamente Rafael Marín, colaborador cercano al presidente Andrés Manuel y quien no tendría objeción de ninguno de los grupos políticos en disputa.
EL VERDADERO peligro para Morena (y para el estado de Quintana Roo) en esta contienda está en sus adherentes del Partido Verde Ecologista, a quienes les conviene que continué este enfrentamiento entre Mara Lezama y Marybel Villegas para seguir apuntalando como su candidata a la diputada federal electa Laura Fernández, de oscuro pasado en el PRI y quien obedece a los intereses del líder moral verde ecologista, Jorge Emilio González “El Niño Verde”, así como de su maestro el ex gobernador priísta Félix González, que buscan reconquistar el poder estatal para seguir con las mismas prácticas de corrupción que los convirtieron en los políticos más ricos de la entidad.
SI BIEN “El Niño Verde” abonó en la dirigencia nacional de Morena para que Mara Lezama obtuviera la candidatura que le dio el triunfo para su reelección como alcaldesa, lo hizo porque así convenía a sus intereses del momento y porque de esta manera logró incrustar en la planilla de regidores y del próximo gabinete municipal a personajes ligados al partido del tucán que le garantizan a su líder moral seguir haciendo negocios particulares con las licitaciones públicas, los permisos de construcción, los cambios de uso de suelo y toda la tramitología municipal que año con año le generan millones y millones de recursos.
AUNQUE la dupla de los González apuestan a Mara Lezama en la contienda interna de Morena, saben que al alcanzar el poder (de obtener la candidatura primero y ganar la gubernatura después) esta no tiene la obligación ni el deber de proteger sus intereses ni lo permitiría su padrino Julio Scherer, por eso tanto Félix como Jorge Emilio anhelan y se frotan las manos por una colisión con Marybel Villegas para que la todavía alcaldesa electa se descarrile y ellos puedan empujar a Laura Fernández, quien tiene claro su papel de servidumbre de la mafia del poder.