Critican académicos obras de Tren Maya

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Critican académicos obras de Tren Maya
  • Para investigadores de la UAM, el Tren Maya ejemplifica la orientación neodesarrollista del régimen actual.

DALILA ESCOBAR

CIUDAD DE MÉXICO.- Las quejas contra el megaproyecto del Tren Maya se enfatizaron, en esta ocasión, desde el ámbito universitario. 

Investigadores del Departamento de Producción Económica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) concluyeron que, con estas obras, los agravios y resistencias de comunidades, ejidos y organizaciones campesinas que han padecido en las últimas dos décadas regresan y se enfatizan.

Argumentaron que a pesar de que las autoridades no publicaron los impactos socioambientales y afectaciones, estos van en detrimento de las comunidades originarias debido a los desarrollos turísticos e inmobiliarios derivados de esa obra. 

El doctor Carlos Rodríguez Wallenius, académico de la UAM, dijo que se trata de la infraestructura más ambiciosa de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador y que “ejemplifica la orientación neodesarrollista del régimen y el tipo de respuesta de la política gubernamental frente a los efectos que tendrán en la vida y zonas rurales de la península, en los ámbitos ambientales, territoriales, sociales y culturales”.

De acuerdo con el investigador desde 1970, con Cancún como destino turístico y durante los años posteriores, “se intensificaron políticas neoliberales impulsadas por gobiernos federales que permitieron el crecimiento de la Riviera Maya, concesiones privadas de autopistas, puertos y sistemas de agua potable”. 

El desarrollo de esta región representó agravios y afectaciones que fueron enfrentadas por algunas poblaciones mayas que trataron de mantener sus modos de vida en sus territorios y ahora, de nuevo, deben padecer con este megaproyecto de infraestructura a cargo del Fondo Nacional de Fomento Turístico (Fonatur).

El académico reconoce que el Tren Maya representa una apuesta para impulsar el desarrollo y el crecimiento económico de la región; sin embargo, también tiene impactos tal como “los modelos de turismo de enclave, agronegocios y desarrollo inmobiliario relacionados con las afectaciones al modo de vida campesino de un poco más de dos mil comunidades y 300 ejidos en la península de Yucatán, el norte de Chiapas y el oriente de Tabasco”. 

“También se ha expresado la inquietud por la destrucción de selvas y el hábitat en las áreas cercanas al tren en los trazos Cancún-Bacalar-Escárcega, sobre todo afectaciones por deforestación que sufrirán la Reserva de la Biósfera de Calakmul y la Zona de Conservación Estatal de Balamkú”, informó. 

Aunque Fonatur incluyó pasos de fauna entre algunos tramos del Tren Maya, el académico de la UAM afirmó que los daños por la interrupción de pasos naturales de aves y animales, que serán cortados por las vías, serán irreversibles.

También alertó que persiste la inquietud por un posible despojo de terrenos y de bienes naturales como el agua o los paisajes no sólo por el tren, que tendrá mil 502 kilómetros de vía férrea con 19 estaciones y 11 paraderos, sino por el crecimiento urbano y turístico en las áreas donde pasará.

“En varias poblaciones y ciudades ha generado especulación de terrenos y en algunos municipios se ha aumentado el impuesto predial a los terrenos urbanos, además que representa una afectación social pues se están desalojando viviendas y cortando instalaciones de infraestructura urbana construidas en el área de derecho de vía, con lo que son afectadas muchas familias”, indicó.

Fonatur desde el inició alertó sobre el atraso de las obras por hallazgos arqueológicos, principalmente en Tabasco, Campeche y Quintana Roo; sin embargo, el investigador Carlos Rodríguez indicó que las centenas de pequeños sitios arqueológicos con basamento, viviendas y templos de la civilización maya no han sido resguardadas y que los propios trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han denunciado estos casos. 

Sí, existe un sector relevante de actores sociales que rechazan el megaproyecto, sobre todo porque muchas de estas organizaciones regionales y colectivos comunitarios están asentados en los territorios afectados por el ferrocarril, advirtió.

“Se ha conformado un grupo de organizaciones sociales y colectivos comunitarios, sobre todo en la península de Yucatán, que cuestionan desde diversas perspectivas el Tren Maya, pues tienen antecedentes, como en el caso del rechazo de ejidos al modelo de turismo de enclave que hizo que hoteles e inversionistas se apropiaran de miles de hectáreas de terrenos en el Caribe mexicano”, indicó.

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