Genera esperanza vacuna contra cáncer de páncreas

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Genera esperanza vacuna contra cáncer de páncreas
  • La tecnología de ARN Mensajero se encamina a repetir la proeza que lograron con el Sars-Cov-2, pero esta vez en contra del cáncer pancreático.
STAFF / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- La tecnología de ARN Mensajero (mRNA, por sus siglas en inglés), que en lo más álgido de la pandemia de Covid-19 contribuyera a mermar la letalidad del SARS-CoV-2, se encamina a repetir tal proeza, pero esta vez en contra del cáncer pancreático.

Si bien durante la contingencia sanitaria el mRNA tomó por sorpresa al grueso de la gente, entre quienes incluso hubo inquietudes y temor ante tan nueva tecnología de vacunas como la de Moderna Inc o la de Pfizer/BioNTech, en realidad ésta ya llevaba ciertos años siendo explorada por los científicos, precisamente para tratar algunos tipos de cáncer.

Ahora, tras quedar demostrada su versátil utilidad frente al todavía circulante SARS-CoV-2, es una nueva vacuna la que arroja resultados prometedores en contra del cáncer de páncreas, de acuerdo con los resultados de un ensayo clínico Fase I publicados en la revista científica Nature.

Se trata de un trabajo realizado por investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, en Estados Unidos, quienes a través de una vacuna personalizada de mRNA, aplicada en combinación con cirugía, quimio e inmunoterapia, consiguieron inducir una sustancial respuesta inmune en pacientes con adenocarcinoma ductal pancreático (PDAC, en inglés) y retrasar potencialmente su recaída.

“Ocho de 16 pacientes —el 50 por ciento— que recibieron la vacuna generaron respuestas de células T”, apuntan en su artículo los investigadores liderados por el médico Vinod Balachandran.

“Planteamos la hipótesis de que una vacuna de mRNA individualizada efectiva induciría células T específicas de neoantígeno en PDAC, eliminaría las micrometástasis y retrasaría la recurrencia (del cáncer)”.

Lo que esto quiere decir no es otra cosa, sino que el objetivo del estudio era potenciar la actividad de dichas células o linfocitos T, la ofensiva directa de ese ejército que es el sistema inmune. ¿Contra qué? Pues contra los referidos neoantígenos, que son proteínas que suelen surgir en la superficie de los tumores tras ciertas mutaciones.

Es decir, las células T son capaces de identificar y aniquilar tales proteínas aberrantes. De hecho, otros estudios habían observado que una característica en los tumores de pacientes que han sobrevivido por largo tiempo es la presencia de hasta 12 veces más células inmunes que en el resto de pacientes.

De ahí que los científicos se plantearan la posibilidad de emular esta dinámica, potenciando la respuesta de las células T contra los neoantígenos por medio de una vacuna.

“Dado que la mayoría de los PDAC albergan neoantígenos con el potencial de estimular las células T, las estrategias para administrar neoantígenos pueden inducir células T específicas para neoantígenos y afectar los resultados de los pacientes”, explican.

La forma en que finalmente llevaron esto a cabo fue la siguiente: a una parte de los pacientes seleccionados para el protocolo les fueron extirpados los tumores del abdomen; con ello, los investigadores secuenciaron su genoma e identificaron hasta 20 neoantígenos.

Ésta fue la base para desarrollar las vacunas de mRNA personalizadas, es decir, que contenían la receta para que cada uno sintetizara en su organismo las moléculas específicas de su tumor. Vale la pena recordar que la clave de esta tecnología es que la molécula de la vacuna transporta las instrucciones genéticas para que las células del huésped, las células humanas, fabriquen el antígeno deseado.

“(La vacuna) fue tolerable e indujo nuevas células T específicas para neoantígenos de alta magnitud en 8 de 16 pacientes”, refrendan los investigadores en la publicación.

Sobre efectos y reacciones adversas, exponen que uno de los 16 pacientes —todos ellos caucásicos— tuvo fiebre e hipertensión, por ejemplo.

Acaso lo más destacado que los científicos pudieron observar fue la prevalencia de esta robusta respuesta inmune que inducida por hasta 18 meses después. Algo que resulta fundamentalmente esperanzador dada la baja tasa de supervivencia en pacientes con este tipo de cáncer, de apenas 12 por ciento.

Un cáncer que se resiste a las más novedosas inmunoterapias, y ante el cual los especialistas sólo han conseguido retrasar su recurrencia con terapias quirúrgicas y algunos complementos, aunque con una bajísima tasa de éxito del 10 por ciento, como se refiere en la publicación en Nature.

“En particular, nuestro estudio demostró que las vacunas de neoantígeno de mRNA se pueden individualizar en nueve semanas e integrarse completamente en un flujo de trabajo clínico estándar, incluso después de una cirugía oncológica compleja”, resaltan los investigadores.

“Pese al limitado tamaño de muestra, estos primeros resultados justifican estudios más amplios de vacunas de neoantígeno de mRNA individualizadas en PDAC”, agregan, reconociendo que si bien todavía son resultados muy preliminares, es menester seguir trabajando y avanzar sobre la importante vía que acaban de abrir. “Un ensayo aleatorizado global de seguimiento es inminente”.

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