Señalan problema vecinal en abandono de calles

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Señalan problema vecinal en abandono de calles
  • Las distintas formas de apropiación del mobiliario banqueta en la Ciudad de México ha sido una problemática entre vecinos y comerciantes.
BERNARDO URIBE VALDES / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Las distintas formas de apropiación del mobiliario banqueta en la Ciudad de México ha sido una problemática entre vecinos y comerciantes que habitan y trabajan dichos espacios, esto en parte al abandono administrativo y de políticas públicas, señaló un especialista.

Este abandono también se debe a la contradicciones en la concepción de la banqueta por parte de los habitantes de la Ciudad, ya que, aunque la consideran como algo público, también la aprovechan para uso privado, como estacionamiento o lugar de trabajo.

De acuerdo con el sociólogo urbano Natanael Reséndiz, la banqueta no solamente cumple el objetivo de ser infraestructura urbana básica, sino que se ha convertido en un escenario que pone en contacto a diferentes actores sociales y, por ende, se convierte en una zona intermedia entre el mundo de lo privado y lo público.

“La banqueta es una infraestructura de carácter público que también está sometida a la balanza de poder de los diferentes órdenes locales en la metrópolis, es decir, la balanza de poder existente entre los vecinos y el comercio ambulante”, señaló.

“En estos caso, lo público adquiere un carácter negociable, en donde se puede apropiar la banqueta siempre y cuando se llegue a un acuerdo”.

TRANSITO DE PEATONES

El también profesor de la UNAM detalló que la función básica de las banquetas: priorizar el libre tránsito de los peatones para garantizar su seguridad, entra en un segundo plano cuando estás se ven invadidas por jardineras, automóviles, puestos, incluso, por el mantenimiento precario que puedan tener.

“Las banquetas nos ofrecen la posibilidad de un espacio material que tiene características sociales, lo que sirve para la gestión del conflicto, como los que existen con los acomodadores de coches, que disputan el espacio porque es su forma de obtener recursos”, dijo Reséndiz.

El especialista aseguró que los acomodadores pueden llegar a tener un vínculo muy cercano con los vecinos, ya que pasan largos periodos de tiempo en la calle, y pueden observar las dinámicas, horarios y actividades de su alrededor.

“La banqueta nos sirvió como una suerte de laboratorio social, donde vimos que los acomodadores con lazos a la comunidad han servido como vigilantes, por el contrario de aquellos que se mantienen sin la necesidad de crear lazos y terminan en conflicto”, dijo.

Reséndiz aseguró que una banqueta funcional es aquella que refleja mayor inclusión y la que se construye a raíz de la pluralidad de usuarios, prácticas y usos. “Las políticas públicas deben garantizar que las banquetas no se conviertan en espacios de negociación, en donde se extorsiona o incluso se destruyen”, aseveró.

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