- La pandemia por Covid-19 representó la operación más grande en la historia de la Cruz Roja en la Ciudad de México.
VIRIDIANA MARTÍNEZ / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- La pandemia por Covid-19 representó la operación más grande en la historia de la Cruz Roja en la Ciudad de México y concluyó con el alivio de que no perdieron a nadie de su personal en el trayecto.
Luego de las batallas ganadas enfrentan ahora un déficit económico.
Tras la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del fin de la emergencia sanitaria procedieron a guardar los equipos que les ayudaron a resguardarse del virus.
Se desmantelaron las áreas destinadas para atenciones por Covid-19, pero con la precaución de que es una enfermedad que ya es parte de la cotidiano, dijo Rubén Rodríguez, coordinador nacional de Socorros de Ciudad de México.
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Llevan más de 46 días sin atender una emergencia por esa enfermedad.
Desde 2020 a la fecha dieron 110 mil atenciones relacionadas con Covid-19, ya sea en los domicilios o por traslados.
Cuando se declaró la emergencia idearon una estrategia para reducir los riesgos: capacitación del personal, uso correcto del material de protección y supervisión de mandos.
También que enviaron a unas 300 personas a resguardarse, entre remuneradas y voluntarias, vulnerables por su edad, comorbilidades o embarazo.
Al quedarse con la tercera parte del personal tuvieron que contratar a más para trabajar, en total 189 remunerados y 40 voluntarios.
El promedio de edad del personal pasó de 41 años a 27 y aunque se enfermaron dos o tres veces, no hubo decesos, contó Rodríguez.
Finalmente, el fin de la emergencia sanitaria llegó.
¿Y A LA CRUZ ROJA, QUIÉN LE AYUDA?
“Para Cruz Roja ha sido la operación más cara y más costosa que ha tenido en toda su historia, en los 114 años de la vida de la Cruz Roja mexicana ha sido (…) lo más extenuante”, afirmó Rodríguez.
Dijo que son conscientes de que la pandemia dejó estragos económicos para empresas y ciudadanos, no hay dinero para donar y eso ya empezó a repercutir en la ayuda que reciben.
De las 189 personas que atendían emergencias en la pandemia tuvieron que despedir o jubilar a 130 porque no había para seguir pagando.
Ello implica que de las 17 ambulancias que podían operar por turno antes de la emergencia sanitaria, ahora sólo salen cuatro o cinco.
Cuentan con 36 unidades renovadas, pero no hay personal remunerado para que las opere, a menos que lo hagan voluntarios en emergencias de grandes dimensiones, explicó.
Incluso, el hospital Polanco de Cruz Roja fue cerrado dos meses a finales del año pasado porque no podía sustentarse.
Tras una reestructuración se determinó que abriría sólo para atender cirugías programadas y servicios especializados.
Cada atención prehospitalaria tenía un costo aproximado de 5 mil 600 pesos, pues tan sólo los equipos básicos de cada uno de los tres paramédicos que atendían un solo traslado costaban 800 pesos, sin contar los químicos para sanitizar, las mascarillas para los pacientes y otros insumos cuyos costos se elevaron por la demanda.
Recordó que durante ocho meses siguieron pagando el salario completo a las personas con vulnerabilidades que mandaron a casa, pero tuvieron que liquidarlas o jubilarlas.
“Literal rompimos los cochinitos que teníamos para un desastre”, dijo.
Por esto, pidió a la población que apoyen con sus donaciones, a fin de poder continuar ayudando.
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