Por KUKULKÁN
TODO parece indicar que se agotó el plazo para el pacto de no agresión entre el gobierno saliente y el entrante de Quintana Roo, sellado hace apenas nueve meses con subliminales mensajes de que Carlos Joaquín González seguiría influyendo en la política local e inclusive sobre Mara Lezama Espinosa a quien siendo gobernadora electa la incorporó hábilmente al último tramo de su agenda diaria de actividades oficiales para aparentar que eran parte de un mismo equipo y enviar el falso mensaje de que él seguiría controlando el poder.
PARA nadie es un secreto que Carlos Joaquín fue muy colaborador para entregar el estado al presidente Andrés Manuel López Obrador a cambio de impunidad, aunque el descaro de los actos de corrupción cometidos durante su gestión resultan inocultables e indefendibles para el nuevo gobierno. Por más que no se hacen alusiones directas al ex gobernador, sus engaños brotan: de poco sirvió a la seguridad que anunciara en junio de 2021 la construcción y equipamiento del Centro de Coordinación, Comando, Cómputo y Comunicación (C5) como el más avanzado de Latinoamérica cuando ni siquiera contaban con suficiente personal capacitado para operarlo.
ENTRE construcción, equipamiento y tecnología la pasada administración invirtió casi 3 mil millones de pesos para la obra magna del joaquinismo aunque terminó heredando al nuevo gobierno una deuda de aproximadamente mil 500 millones de pesos por concepto de renta de las mil 200 cámaras conectadas vía remota a través de tecnología digital directamente a las pantallas del C5. Carlos Joaquín celebró que la puesta en operación de este Centro era la oportunidad de vigilar las zonas de mayor conurbación donde es elevado el índice de delitos . Fue puro ardid publicitario.
TAMBIÉN sin querer queriendo salió a flote el engaño de haber dejado en óptimas condiciones de operación el Hospital Oncológico de Chetumal, cuya construcción dejó inconclusa el gobierno de Roberto Borge y que Carlos Joaquín tardó todo su sexenio para en realidad dejarlo funcionando con un limitado equipo médico y técnico, nada más para sumarlo como uno de los logros de su mandato. El remedio lo vino a poner la gobernadora Mara Lezama gestionando recursos federales y a principios de junio se anunció la puesta en operación de los servicios médicos teniendo como testigo principal al presidente López Obrador. Dentro de tres meses se comprometieron a poner en marcha también el Centro Estatal de Transfusión Sanguínea dentro de las mismas instalaciones.
MAL parada ha quedado la administración joaquinista cuyo grupo político está atrincherado en el ayuntamiento de Solidaridad y sus operadores echaron a andar toda una estrategia mediática para exagerar acontecimientos sociales o criticar decisiones asumidas por el gobierno de Mara Lezama, a través de la difusión de notas falsas, videos trucados, escándalos sobre hechos desafortunados, tanto en medios nacionales como en redes sociales. La alcaldesa Lili Campos fue un invento de Juan de la Luz Enríquez Kanfachi, coordinador del gabinete joaquinista y quien realmente mandaba en el estado. Él la convirtió en consejera jurídica del gobierno durante los primeros años de la pasada administración, infructuosamente quiso encumbrarla como magistrada, la hizo diputada local y, por último, la llevó a la presidencia de uno de los municipios más codiciados por su boyante economía turística desde donde los joaquinistas dirigen misiles mediáticos para desviar la atención de sus corruptelas.
HACE 18 años Carlos Joaquín daba sus primeros pasos en la administración pública al convertirse en presidente municipal de Solidaridad gracias a las alianzas entre familias poderosas de Cozumel por el reparto de puestos públicos, con el objetivo de cerrarle el paso a los chetumaleños, adversarios históricos, así como a los ‘fuereños’ que comenzaban a poblar masivamente los municipios del norte del estado y ganaban terreno en la política local. Ahora desde su exilio en la gélida ciudad de Ottawa como embajador de México en Canadá, Joaquín se siente con derecho a controlar la que considera su trinchera política a través de su equipo de operadores que ya comenzaron a salir a la luz.
