- La disponibilidad de agua para consumo humano en México disminuye rápidamente.
VÍCTOR OSORIO / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- La disponibilidad de agua para consumo humano en México disminuye rápidamente, mientras que la debilidad del marco regulatorio impide lograr un uso más eficiente del líquido, advierte un diagnóstico del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
En 1960, indica, cada mexicano disponía, en promedio, de 10 mil metros cúbicos al año; la cifra había disminuido a 4 mil en el año 2000, Y actualmente es de 3 mil 200, y se estima que para 2030 será sólo de 3 mil.
El documento Modernizar la Regulación de Aguas en México, publicado la semana pasada, señala que los problemas de acceso al líquido se acentúan año tras año, principalmente en los periodos enero-mayo y noviembre-diciembre, cuando se registra una reducción de los niveles de agua de los ríos, lagos, manantiales y presas, debido a las bajas precipitaciones.
“De ahí la urgencia de establecer mecanismos que permitan una mejor gestión de los recursos hídricos, tanto a corto como a largo plazo”, remarca.
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El actual marco regulatorio, la capacidad institucional y los recursos financieros, advierte, son totalmente insuficientes para garantizar una gestión adecuada de los recursos hídricos.
Entre las carencias normativas, indica, se encuentran la ausencia de regulación sobre los volúmenes máximos de agua superficial y subterránea autorizados, la falta de actualización de disposiciones para otorgar títulos de concesión, las eficiencias en los sistemas de medición y monitoreo, y el insuficiente volumen de tratamiento de aguas residuales.
“Una muestra de malas prácticas (…) son las concesiones de usuarios que hace años utilizaban el agua para uso agrícola, misma que después se emplea para algún otro sector, como el industrial, de comercio o de servicio, sin formalizar la transferencia de derechos”, apunta.
“Esta práctica se da porque las concesiones para uso agrícola no están obligadas a pagar por el agua de acuerdo con lo establecido en la Ley Federal de Derechos. Además, se subsidia la energía usada para su bombeo”.
El Imco indica que, a febrero de 2023, se tenía un registro de 525 mil 572 títulos de concesión para el aprovechamiento de agua subterránea y superficial, y que el mayor volumen concesionado —109 mil millones de metros cúbicos— fue asignado en 1994.
“Es decir, su vigencia está por expirar el próximo año. Esto abre la oportunidad para actualizar los títulos y para verificar que los nuevos volúmenes asignados sean efectivamente cumplidos mediante inspecciones oportunas”, destaca.
A la debilidad normativa, señala el diagnóstico, se suma la muy limitada capacidad de vigilancia.
El gobierno federal, detalla, cuenta con alrededor de 160 inspectores para vigilar el uso del agua y las descargas residuales en todo el país. Así, el promedio anual de visitas para vigilar el correcto uso del agua y las descargas disminuyó de 8 mil 129 en el periodo 2011-2018, a 2 mil 234 entre 2019 y 2022.
“Como resultado, existen sectores —como la agricultura— que incumplen la medición de los volúmenes en uso, o que carecen del cumplimiento regulatorio del agua al no contar, en muchos casos, con las concesiones correspondientes —como el minero—“, apunta.
En tanto, indica, el presupuesto de la Conagua disminuyó aproximadamente 50 por ciento de 2014 a 2022. Si bien se incrementó sustancialmente para este año, advierte, sigue siendo insuficiente para llevar a cabo el control y monitoreo de los recursos hídricos que requiere el país.
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