NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

DURANTE décadas los grupos políticos fundadores de Quintana Roo han apelado a su calidad de ‘nativos’ para reclamar su derecho al usufructo de los bienes públicos, así como el control del gobierno, amparados en el principio legal de ‘primero en el tiempo, primero en Derecho’. Pero si se pudiera aplicar un análisis de ADN a los nueve gobernadores que ha tenido el estado en 48 años de fundación, seguramente los resultados arrojarían que por las venas de cuatro de ellos corre sangre libanesa, dos beliceña y tres mexicana (sólo dos de ellos quintanarroenses), así que a cuál nativismo se refieren aquellos que se envuelven en la bandera para arrojarse del castillo para defenderla de los ‘fuereños’.

ANTES funcionó con éxito como estrategia para cerrarle el paso y frenar ambiciones de migrantes atraídos por el proyecto Cancún desde la década de los ochenta del siglo pasado, pero hoy es un discurso gastado y anacrónico que no logra convocar ni a quienes nacieron en la entidad que son poco más de la mitad de la población, es decir de 1 millón 857 mil 985 habitantes, 921 mil 436 (el 49.59 por ciento) migraron de otras entidades de la República, según los datos más recientes manejador por la CESOP de la Cámara de Diputados.

LOS ODIOS entre familias poderosas que se repartieron el poder fue la autodestrucción de la vieja clase política que se enredó en sus pleitos, descuidando la generación de cuadros para el futuro, dejando en 2022 las puertas del gobierno del estado abiertas para los habitantes de Cancún con Mara Lezama quien rompió el molde anterior del reparto del poder sólo entre Chetumal (con tres gobernadores) y Cozumel (con cinco). Tuvieron sus tiempos gloriosos, por ejemplo, cuando las pujantes familias ‘nativas’ dejaron sus diferencias en 2005 y 2011 para impedir que tanto Juan Ignacio ‘Chacho’ Zalvidea y Gregorio Sánchez Martínez se convirtieran en gobernadores después de haber sido alcaldes del municipio de Benito Juárez. Ambos terminaron en la cárcel.

ADEMÁS de la exitosa actividad turística, que es la principal fuente de recursos económicos del estado, en Cancún residen 911 mil 503 habitantes que representan el 49.1 por ciento de todo el estado. En un lejano segundo lugar se encuentra Solidaridad, con 333 mil 800 personas, que significan el 18 por ciento de la población estatal, mientras que Othón P. Blanco, sede de la capital Chetumal y de los poderes de gobierno, cuenta con 233 mil 648 habitantes: el 12.6 por ciento del total. Los ocho municipios restantes por sí solos no llegan a las 90 mil personas. En conjunto suman 379 mil 034, es decir, el 20.3 por ciento de toda la población del estado.

ESTE mapa demográfico del estado explica en gran medida dónde se concentra la principal fuerza electoral y porque hoy se pueden ver tantos rostros nuevos en el gabinete estatal, el Congreso y el Poder Judicial que para los nativos de Chetumal resultan totalmente desconocidos pero y no le ha quedado otra más que aceptar la nueva realidad ante la imposibilidad de que los diferentes grupos políticos locales se organicen para volver a destacar en la política estatal, luego de que sus respectivos líderes locales abandonaron su compromiso con el pueblos para vender sus servicios a los gobiernos en turno, lo que hoy explica porque en 2021 una cancunense como Anahí González Hernández ganó con 82 mil 288 votos la diputación federal por el Distrito 2 que abarca los municipios del sur, entre ellos Othón P. Blanco y Felipe Carrillo Puerto. El número superó los 70 mil 315 sufragios obtenidos en 2022 por el derrotado candidato a gobernador de MC, José Luis Pech, un nativista en peligro de extinción.

@Nido_DeViboras