- Han proliferado los “taxis colectivos” ante la falta de camiones urbanos, usuarios aceptan el riesgo de ir en taxis con exceso de personas.
URIEL VÉLEZ / AGENCIA REFORMA
MONTERREY, NL.- Al tiempo que la reestructura del transporte público avanza a paso lento, el desorden en el sistema de taxis acelera sin freno.
En recorridos por el área metropolitana de Monterrey, REFORMA constató que van por la libre irregularidades como vehículos en malas condiciones, cobros superiores a los que marcan los taxímetros, exceso de pasajeros y unidades sin permiso o “piratas”.
Tal es el caso de Jorge, que tiene 20 años como taxista, conduce un auto viejo, sin clima y con múltiples fallas sin resolver, que se escuchan en muchos ruidos que salen del motor.
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“No sale para uno nuevo”, aseguró. “Tiene sus fallas, pero todavía aguanta”.
Pese a la incomodidad del calor en el auto y que el taxímetro marca 25 pesos, Jorge cobra 45 pesos, ya que esa es “su tarifa mínima”.
Asimismo ha proliferado la práctica de los “taxis colectivos” porque, ante la falta de camiones urbanos suficientes, los usuarios aceptan el riesgo de ir en vehículos privados con exceso de personas.
En Ocampo y Pino Suárez, por ejemplo, cientos de personas usan este modelo de transporte para dirigirse a sectores de San Pedro, como San Agustín, Del Valle, Colorines, Chipinque y Olinalá.
“El camión viene llenísimo y me deja lejos del trabajo”, explicó Rosalinda, que trabaja en San Pedro. “La mayoría de los que toman un carro (taxi) es porque no pasan camiones a donde van”.
De acuerdo con el reglamento del Instituto de Movilidad estatal, los taxistas no pueden fijar sus propias tarifas ni funcionar como autos colectivos, pero los choferes alegan que lo deben hacer porque el Estado lleva una década sin ajustar las tarifas.
“Ya no conviene trabajar con el taxímetro porque no sale para la gasolina, ni para pagar la renta (del auto)”, señaló Saúl, “por eso ya cada quien pone su tarifa, aunque a veces te peleas con los clientes”.
También aprovechan lagunas legales y se registran en apps que tienen la opción de pedir un taxi amarillo.
Además las bases de taxis piratas persisten en las colonias o circulan por la Ciudad, lo que eleva el riesgo de su uso para cometer delitos y crímenes.
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