Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo

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Dejar todo para ser mamás

Haidé Serrano

En el primer trimestre del 2023, 97 mil 371 mujeres abandonaron su trabajo por embarazo, matrimonio o cuidados en general. Según el INEGI, fueron en total 104 mil que tuvieron que dejar su empleo por esos motivos, pero el 93.5% de esas personas fueron mujeres, el resto hombres.

Las tareas de cuidados, las del hogar, así como la maternidad son atribuidas a la “naturaleza” de las mujeres. Está demostrado que este enfoque naturalista es falso, que en realidad es una construcción social que ha asignado roles a las personas. Que ha confinado a las mujeres a los hogares para que desempeñen todas estas tareas sin remuneración alguna.

En particular, la maternidad es una de las principales instituciones culturales de la sociedad mexicana. Una que asigna la mayor parte de la carga y el trabajo a las mujeres. Este tótem de la maternidad es el responsable de que millones de hombres se desentiendan muy cómodamente de sus obligaciones y responsabilidades con su progenie, hogar y familia toda.

Las creencias mexicanas acerca de la maternidad van desde que una mujer sólo “se realiza” cuando es madre. Si no pare a ningún hij@, está incompleta, es una mujer defectuosa. Si una mujer elige no convertirse en madre es una persona egoísta, egocéntrica. Porque el sacrificio es el sentido esencial de las madres. Darlo todo por los demás.

La expectativa es que las mujeres renuncien a sus carreras, desarrollo personal, profesional y sueños. Seguro has escuchado eso de que una joven estudiante es una “EMMC”, o sea, “Estudio Mientras Me Caso”.

La deficiente salud de las mujeres es otra consecuencia de este rol patriarcal. Su salud se deteriora porque primero están las hijas, hijos e hijes. Si los recursos económicos escasean, las “verdaderas madres” dan la mejor comida a sus hij@s y pareja. Eso se espera de ellas. Así como que “logren”, solas, a las criaturas durante sus primeros años de vida, con los cuidados necesarios para que los recién nacidos o niños no se mueran. A costa de horas de sueño, de cambios hormonales del post parto, y sobre todo de su salud mental. Y según esta idea mexicana de la maternidad, las mujeres lo pueden hacer TODO sin problemas, porque está en su naturaleza, porque nacen con el “instinto maternal”.

La filósofa francesa Elizabeth Badinter señala en su libro “La mujer y la madre: la maternidad como una nueva forma de esclavitud” (publicado en 2011) que el instinto maternal no existe, es una imposición cultural que coarta y limita los derechos humanos de las mujeres. Que las mujeres se queden en el hogar, criando a las hijas e hijos, cuidando de la pareja, de las y los abuelos, de las mascotas, de las personas enfermas es una expectativa social que esclaviza a las mujeres.

Badinter denuncia “una revolución silenciosa para volver a situar la maternidad en el corazón del destino femenino”. Esta idea “naturalista” de que universalmente las mujeres deseamos ser madres es falsa; algunas sí quieren y otras no. Y que, a diferencia de otras épocas, hoy podemos elegir serlo, negarnos o negociar.

Aún las mujeres mexicanas lidian con las imposiciones sociales y estructurales del patriarcado. Y lo más grave de la maternidad son los abusos sexuales a niñas que quedan embarazadas. Cada año, casi 9 mil niñas menores de 14 años quedan embarazadas, la mayoría por violencia sexual, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Población (Conapo).

Mientras sigamos creyendo estas historias de “naturalismo” no podremos alcanzar la igualdad, ni las mujeres accederemos a los derechos humanos que nos corresponden. Y tampoco podremos ayudar a que crezca la economía. Según el IMCO, el PIB de México en 2030 podría ser 15% mayor que en 2020 si se sumaran 8.2 millones de mujeres a la economía.

Sólo hace falta que los hombres hagan su parte en las tareas del hogar y los cuidados de su familia. Aunque no sea “lo natural”. ¡Menuda tarea!

@HaideSerrano dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo, una plataforma sobre feminismo, perspectiva de género, igualdad, derechos humanos y paz. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Licenciada en Comunicación y maestra en Género, Derecho y Proceso Penal.