Por KUKULKÁN
NO SE SABE qué le duele más al bloque conservador del País: el que Andrés Manuel López Obrador esté gobernando con alta aprobación social con la ayuda de lo que otrora fueron las estructuras, las bases y los cuadros políticos del PRI, PAN o PRD; o la traición de muchos de estos que en el pasado fueron cómplices en actos de corrupción y a quienes hoy se les ve en público portando la playera vino, simulando estar convencidos con el movimiento y erigiéndose como defensores de la Cuarta Transformación, nada más para no desentonar con la marca política de moda ni con las reglas del juego electoral impuestas desde Palacio Nacional.
MORENA ha crecido no por generar nuevos cuadros sino principalmente por reciclar, con todo su historial y pasado oscuro, a muchos de aquellos que decidieron saltar del barco antes de que se hundiera; eso explica porqué la oposición, agrupada en el Frente Amplio por México, se quedó sin militantes y seguidores en casi todos los estados de la república hoy gobernados mayoritariamente por la 4T. Por ejemplo, quién se encarga de denunciar los actos anticipados de campaña que realizan los aspirantes morenistas y verde ecologistas promoviendo su imagen a través de espectaculares, si ahora su ex militancia trabaja para el partido gobernante.
ADEMÁS, las famosas estructuras sociales prostituidas cada proceso electoral por dirigentes que terminaban vendiendo su voto al mejor postor, ya operan ahora a través de los diferentes programas de apoyo para el bienestar de los más necesitados, la pensión universal para los adultos mayores, las becas educativas, para jóvenes construyendo el futuro, los apoyos para madres solteras y para personas con alguna discapacidad, que ahora están protegidos por la ley como un derecho, no como una dádiva, con la finalidad no sólo de reactivar la economía popular sino para prevenir que las personas en su desesperación, mujeres y hombres, caigan fácilmente en las garras del hampa.
A TODO esta gente que los partidos políticos usaban, y muchos por necesidad se dejaban usar, hoy el gobierno le da dinero en efectivo periódicamente, ya no tiene qué esperar a que lleguen los proceso electorales para que los apoyen con dinero o en especie. Inclusive, por más recursos que le inviertan el día de la jornada electoral comprando votos, a la oposición no le va alcanzar para suplir los beneficios que ya reciben del gobierno. Eso no quiere decir que no vaya haber alguno que otro que vendan su voto, todo dependerá del monto a ofrecer.
AL MENOS en Quintana Roo, la oposición prácticamente está pulverizada, el viejo poderío del PRI se redujo a una diputación plurinominal, el PAN está dividido y el PRD no existe en la geografía electoral del estado, únicamente como damo de acompañamiento de una alianza que durante la última jornada electoral obtuvo en conjunto la cantidad de 87 mil 369 votos para su candidata a gobernadora Laura Fernández Piña, quien apenas obtuvo el voto del 16.08 por ciento de quienes acudieron a las urnas el primer domingo de junio del año pasado contra el 57.06 que obtuvo la ganadora Mara Lezama. Ni siquiera sumando los 87 mil 369 votos de Laura con los del candidato de MC, José Luis Pech Várguez, 70 mil 315, les alcanzaba para superar los 309 mil 931 sufragios a favor de la ganadora.
