NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

HASTA ahora todas las encuestas para medir las preferencia electorales de los precandidatos a competir por la presidencia de México en junio de 2024, dan amplia ventaja —unas más, otras menos— a Claudia Sheinbaum Pardo pero los resultados que más tienen inquietos a sus adversarios son los levantados en noviembre y difundidos por la empresa ‘De la Heras’ que otorgan a la morenista un triunfo con 60 por ciento de votantes, si hoy fueran las elecciones, contra 14 por ciento de la panista Xóchitl Gálvez Ruiz y sólo el 6 por ciento para Samuel García Sepúlveda por Movimiento Ciudadano.

TAMBIÉN se preguntó a los encuestados si conocían a los precandidatos y el 71 por ciento dijo conocer a Claudia, el 51 por ciento a Xóchitl y el 36 por ciento a Samuel. Aunque se trata sólo de fotografías del momento, los números preocupan al Frente Amplio por México porque a su interior no logra todavía articular el interés común entre los partidos integrantes pues, en lo individual, la alianza les resta poder y cargos a la hora de la repartición, por lo que tanto PRI como PRD valoran ir con candidatos propios en algunos estados y distritos electorales ante las pretensiones del PAN de quedarse con las posiciones más importantes.

LA MANZANA de la discordia es actualmente el Gobierno de la Ciudad de México donde los panistas se adelantaron para destapar a su candidato Santiago Taboada, situación que contradijeron las dirigencias priistas y perredistas escudados en el argumento de que el PAN ya eligió a la candidata para la presidencia de la república y ahora le toca al PRI o al PRD para la capital del país, reclamaron. Con estas diferencias internas, la alianza opositora todavía tiene que dar la batalla hacia afuera donde salen a minimizar la derrota que viene con pura euforia motivacional, muy optimistas de que conforme transcurra el proceso alcanzarán y remontarán las preferencias electorales.

NADA está escrito aún sobre el desenlace de un proceso electoral donde además de presidente de la república se eligen gobernadores en nueve entidades, seis de las cuales gobierna Morena desde 2018 (Chiapas, Morelos, Puebla, Veracruz, Tabasco y la Ciudad de México), mismas que busca conservar e inclusive multiplicar sumando a los estados de Jalisco y Yucatán donde las encuestas posicionan bien al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador para un posible triunfo. Donde no hay la mínima posibilidad que la ola guinda cause estragos será en Guanajuato, bastión político del panismo.

HACE casi seis años, López Obrador logró la hazaña de derrocar a los gobiernos del PRI y PAN que durante décadas prometieron el cambio y acabar con las generaciones de la crisis mexicana, pero a cambio sólo se enriquecieron unos cuantos y se condenó a la mayoría de la población a la pobreza. Con él llegaron seis gobernadores quienes concluyen en el mismo periodo y se le fueron sumando otros más hasta llegar a un total de 22 con el pasado triunfo de Delfina Gómez en el Estado de México, por décadas en manos del Grupo Atlacomulco del PRI. En esta última elección, la alianza opositora estaba igual de optimista y fanfarroneó que ganarían la elección, pero los resultados les demostraron lo contrario. Y usted apreciable lector seguro preguntará: ¿Por qué tanto pesimismo? Un pesimista no es más que un optimista bien informado.

@Nido_DeViboras