- El periodo de cuatro años de Bernardo Arévalo como Presidente de Guatemala comenzó ayer tras una tensa jornada en el Congreso que retrasó por más de ocho horas su asunción.
STAFF / AGENCIA REFORMA
GUATEMALA.- El periodo de cuatro años de Bernardo Arévalo como Presidente de Guatemala comenzó ayer tras una tensa jornada en el Congreso que retrasó por más de ocho horas su asunción, y luego de meses de una arremetida judicial atribuida a su promesa de combatir a los corruptos de la élite político-económica del país.
Arévalo, socialdemócrata, fue juramentado por Samuel Pérez, nuevo líder del Legislativo, pasada la medianoche.
“¡Qué viva Guatemala! ¡Viva Arévalo!”, gritaron los presentes en su acto de asunción en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias.
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Ante el caos, Alejandro Giammattei dijo alrededor a las 22:54 horas que entregó al Congreso “los símbolos de la Presidencia” para que se le dé por separado del cargo como lo establece la Constitución.
“Hoy termina mi periodo y con esto fortalecemos la democracia en nuestra Guatemala”, apuntó Giammattei.
La Constitución guatemalteca indica que la sesión solemne para la toma de posesión se debía celebrar “a más tardar a las 16:00 horas” del 14 de enero, pero empezó hasta la medianoche debido a maniobras de los legisladores salientes, quienes retrasaron el nombramiento de nuevas autoridades del Congreso encargadas de concretar la juramentación presidencial.
El Parlamento saliente, controlado por la derecha, decidió desconocer como bancada a los 23 diputados del Movimiento Semilla, de Arévalo, para la nueva Legislatura, en virtud de una suspensión judicial de ese partido por supuestas irregularidades en su creación.
Cuando finalmente los nuevos diputados juramentaron sus cargos -un paso previo a la toma de posesión de Arévalo-, comenzó una disputa a gritos entre los diputados a propósito de la conformación de la nueva directiva de la Cámara.
Luego de alrededor de media hora de enfrentamientos verbales, el Congreso se dispuso a votar las planillas para el liderazgo del recinto y escogió a Pérez, de 31 años de edad y del Movimiento Semilla, como presidente del Legislativo. Asimismo, aprobó una moción para reconocer al partido de Arévalo como bancada.
Así, quedó derogada la decisión tomada por la anterior Legislatura que los había declarado como independientes.
Los intentos por bloquear la asunción de Arévalo vienen desde la primera vuelta electoral del 25 de junio. Estas se incrementaron tras su triunfo en la segunda vuelta del 20 de agosto. La Fiscalía intentó retirarle la inmunidad de Presidente electo, desarticular su partido y anular los comicios, argumentando que hubo anomalías electorales.
La embestida, basada en casos “espurios” según Arévalo, fue condenada por la ONU, la OEA, la UE y Estados Unidos, que sancionó a cientos de fiscales, jueces y diputados por “corrupción” y “socavar la democracia”.
Se prevé que Arévalo le pida esta semana la renuncia a la Fiscala General Consuelo Porras, a la cabeza de la ofensiva judicial, pero analistas no descartan que el Ministerio Público continúe la persecución y solicite al Congreso retirarle la inmunidad de Presidente.
El retraso de unas ocho horas en la juramentación de Arévalo enardeció las protestas en los exteriores del Congreso, a donde se trasladaron grupos de campesinos “en defensa de la democracia”.
José Galeano, que venía de una aldea sur del país, reclamó en medio del bullicio a sus espaldas, que fue a la capital para luchar por sus derechos.
“Hay mucha corrupción. El pueblo está saqueado y Guatemala está en la extrema pobreza”, subrayó.
“Necesitamos democracia”.
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