NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN EL TEATRO político de Quintana Roo, una figura resurge con la tenacidad de un Sísifo moderno: la senadora Marybel Villegas Canché. Esta vez, la disyuntiva que enfrenta es tan compleja como reveladora: ¿Qué hacer si Morena le niega otra vez la candidatura para la presidencia municipal de Benito Juárez? Este escenario se convierte en un fascinante estudio de persistencia política. Villegas, una senadora de trayectoria notoria, ha buscado sin descanso esta candidatura. No obstante, las puertas de partidos como el PRD, PAN, PRI y Morena se han cerrado en su rostro, dejando una marca imborrable de rechazo político.

LA ÚLTIMA negativa, más dolorosa quizás, fue cuando en 2021 tuvo la osadía de pretender descarrilar de la reelección a Mara Lezama Espinosa, quien no sólo le ganó la encuesta interna y la silla municipal, sino que también, en 2022, sepultó sus aspiraciones a la gubernatura, lo cual Marybel tuvo que aceptar callada, sin ruptura, a cambio de la promesa de ir por Benito Juárez en 2024, al menos eso es lo que ella y su equipo pregonan. Está claro que ella no encaja en el grupo de la actual gobernadora porque, fiel a su estilo, terminaría pasando sobre su cabeza con tal de convertirse en la próxima mandataria estatal.

PERO su principal obstáculo no ha sido tanto la actual gobernadora como las indicaciones de las diligencias nacionales de Morena y del Partido Verde Ecologista que la tienen bloqueada por viejas rencillas y por pertenecer al grupo de Ricardo Monreal Ávila. La batalla que viene no es propiamente por la presidencia municipal sino por comprar boleto directo a la candidatura para gobernadora en 2027, luego de que Mara estrenara a Benito Juárez como trampolín directo al gobierno del estado.

EL DILEMA de Marybel se despliega en toda su complejidad. Por un lado, encarna el espíritu de la perseverancia, una cualidad admirable en cualquier campo. Su determinación es un mensaje poderoso para aquellos que ven en la política un ejercicio de constancia y resiliencia. Sin embargo, por otro lado, esta insistencia plantea preguntas difíciles sobre la receptividad y el apoyo real dentro de su propio espectro político. ¿Qué opciones le quedan a Villegas? Una posibilidad habría sido buscar la candidatura por un camino independiente, aunque largo y sinuoso. Eso hubiera implicado un desafío monumental, pero en una era donde la política tradicional enfrenta un creciente escepticismo, podría ser una jugada astuta. Sería una declaración de independencia política, un grito de resistencia contra las estructuras de poder que la han marginado. Sin embargo, ya se le pasó el tiempo para lograr todo eso.

OTRA opción es replantear su carrera política dentro de los partidos existentes, buscando una reconciliación y un nuevo rol. Esto, sin embargo, puede percibirse como una capitulación, un retroceso en su aspiración de liderazgo municipal. El dilema de Villegas es más que una decisión personal; es un reflejo de la política mexicana en su conjunto. Representa la tensión entre la ambición individual y las dinámicas de poder de los partidos, entre la determinación personal y la aceptación de las realidades políticas.

EN ÚLTIMA instancia, la decisión de Villegas será un barómetro de su carácter y de su comprensión de la política actual. ¿Elegirá la ruta del lobo solitario, desafiando las convenciones y buscando su destino lejos de las estructuras partidarias? ¿O encontrará un nuevo camino dentro del laberinto político, adaptándose y evolucionando? Sea cual sea su elección, el caso de Marybel Villegas seguirá siendo un caso de estudio fascinante sobre la resistencia, la adaptación y el poder en la política mexicana.

@Nido_DeViboras