NIDO DE VÍBORAS

2514

Por KUKULKÁN

EN EL TORTUOSO terreno político de Quintana Roo, el Partido del Trabajo (PT) se encuentra en el ojo del huracán, sumido en un caos que amenaza con devorar sus propios cimientos. Los militantes, armados con la valentía de quien desafía al gigante, han levantado la voz contra un evento que, a todas luces, parece una farsa engalanada de legalidad: el supuesto Congreso Político realizado el pasado sábado 3 de febrero en Cancún.

CON LA PRECISIÓN de un cirujano, los inconformes desglosan las infracciones como si de un tratado se tratase: artículos 71, 85, 86, 87, 88, y 90 de los estatutos del PT, violados sin pudor. La espada de Damocles pende sobre la validez del Congreso, amenazando con desatar una tormenta de sanciones y nulidades, bajo el férreo yugo del artículo 34 de la Ley General de Partidos Políticos. Para impedir que se logre consumar esta grotesca ilegalidad, ya se promovieron los respectivos recursos legales con la pretensión de desconocer todo lo acordado durante el Congreso.

EL LLAMADO a la razón resuena, instando a una reconsideración del evento en armonía con el Comité Ejecutivo Nacional y el Estatal, en un intento desesperado por preservar lo que queda de la integridad electoral y la legalidad. Pero la trama se complica aún más con la revelación de una alianza casi dinástica entre Hernán Villatoro Barrios y Lorena Martínez Bellos, una regidora que parece jugar en las ligas mayores de la manipulación política, usando el Instituto Municipal de la Mujer en Benito Juárez como su particular caja fuerte para financiar su campaña política para una diputación estatal.

ESTE escándalo, lejos de ser un caso aislado, refleja la profunda crisis de identidad que sufre el PT, tornándose en un campo de batalla donde los principios fundacionales son las primeras víctimas. El partido, ahora fracturado y a la deriva, enfrenta una encrucijada existencial: ¿continuará siendo rehén de los caprichos de unos pocos o recuperará su esencia como bastión del cambio social?

LAS VOCES internas lo dicen claro, aunque cargadas de un pesimismo teñido de realidad: el PT se ha convertido en un negocio familiar más que en un partido político. Este es el momento de la verdad para el PT en Quintana Roo. La resolución de este conflicto no sólo definirá su futuro inmediato, sino que también dictará el curso de la democracia interna en los partidos políticos de México. Estamos, sin duda, ante un nido de víboras donde el veneno de la ambición y el poder amenaza con aniquilar cualquier atisbo de ética y unidad.

EN ESTE estira y afloja, hay algunos petistas con trayectoria que ya tienen asegurada su candidatura como es el caso del diputado Hugo Alday Nieto, quien competirá por su reelección en el Distrito 3; u otros cuyos nombres comienzan a pesar sobre la balanza de la competitividad, como Carolina Castillejos Cárdenas quien hace dos años participó como candidata a diputada y obtuvo más votos a los obtenidos en los últimos 25 años por el presidente vitalicio del partido en el estado, Hernán Villatoro, por lo que se le considera como una pieza clave para competir por una diputación local, particularmente por el Distrito 5.

EL RELOJ no se detiene, y mientras el PT se debate entre el caos y la posibilidad de redención, Quintana Roo observa atentamente, esperando el desenlace de esta saga que podría redefinir el panorama político del estado. La pregunta que queda en el aire es, sin duda, ¿logrará el PT superar esta tormenta o se sumirá en las profundidades del olvido, arrastrado por sus propias contradicciones y conflictos internos?

@Nido_DeViboras