Latinoamérica hecha a mano

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  • Crafting Modernity: Design in Latin America, 1940-1980 reúne obra de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela.
FRANCISCO MORALES / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Por primera vez en su historia, el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, próximo a cumplir 100 años, dedica una exposición abarcadora al diseño hecho en Latinoamérica.

Se trata de un proyecto pionero para cualquier otro recinto de esa estatura en Estados Unidos y de una oportunidad curatorial importante para seguir hilvanando la historia, todavía dispersa, de esta disciplina en la región.

“La historia del diseño latinoamericano no está escrita, han sido historias muy segmentadas, muy nacionalistas, y no hay un relato histórico y hegemónico”, contextualiza la mexicana Ana Elena Mallet, curadora de la muestra.

“Hay pequeñas historias e historiadores independientes que han trabajado desde sus universidades, pero no hay ese conocimiento como si tú trataras de analizar la historia europea, donde ahí está todo en las bibliografías”.

La respuesta a esta fragmentación es Crafting Modernity: Design in Latin America, 1940-1980, exhibición que abrió sus puertas el fin de semana, y cuyo título, a través del verbo “craft”, remite a la forma en la que Latinoamérica creó su concepto de la modernidad de forma artesanal, a mano.

Una exposición con alrededor de 150 piezas con mobiliario, como sillas, mesas, biombos y bancos; objetos cotidianos, como vasos, tazas y platos; ejemplos de diseño gráfico, como carteles y revistas, y otros artículos con gran arraigo cultural, como los textiles.

“Un poco se trata de la cotidianidad, de este arte de la vida cotidiana que acompaña a este diseño para la vida diaria, que es un poco lo que queremos mostrar”, expone Mallet.

Contactada hace poco más de año y medio por el MoMA para que propusiera una exposición, la historiadora de arte mexicana, especialista en diseño moderno y contemporáneo, decidió acometer la difícil tarea de hacer un proyecto regional.

Acompañada por un consejo curatorial, conformado por uno o dos especialistas de cada país con presencia en la exposición, Mallet llevó a cabo una intensa labor de investigación, tanto en el territorio como en la colección del museo.

“Se necesita a alguien que tiene que conocer el territorio y meterse a trabajar el territorio, entender qué publicaciones hay de manera local, en los idiomas locales, tanto en español como en portugués, todas estas microhistorias, y tratar de hilvanarlas para hacer un relato más grande que está unido de estas pequeñas historias”, apunta sobre su equipo de trabajo.

Como en cualquier proyecto de este tamaño, la delimitación fue el primer asunto a tratar, por lo que se decidió que la muestra se enfocara en seis países latinoamericanos: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela.

“Abarcar toda Latinoamérica hubiera implicado un proyecto de cinco o seis años, con un equipo mucho más grande, y en esos seis países yo sabía más o menos qué había, tenía algún conocimiento, alguna noción, y tenía claro que esos seis países, entre 1940 y 1980, compartieron este proyecto del desarrollismo, de buscar una modernidad a través del desarrollo”, ilustra.

No obstante, este proceso compartido, como busca demostrar la exposición, se realizó de manera disímil y con características propias de cada país.

Así, mientras países como México y Venezuela apostaron por las artes populares, hechas a mano, como una expresión de su arte nacional, en países como Argentina y Chile se desarrollaron industrias con tecnologías y materiales propios, y en Brasil se privilegió el diseño para sus nuevas ciudades, como Brasilia.

De esta manera, el diseño hecho para la vida cotidiana se revela como una forma ideal para mostrar las transformaciones sociales, culturales y políticas en determinados periodos históricos.

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