NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN EL INTRINCADO laberinto de los sueños económicos de Chetumal, la reciente proclamación de la Zona Libre no es menos que una lucidez repentina en medio de un sueño recurrente de prosperidad esquiva. El anuncio, como un destello en la oscuridad, promete una revitalización soñada y largamente esperada, pero ¿nos encontramos realmente ante un despertar o sólo frente a otro espejismo nocturno más de la política?

EL PRESIDENTE Andrés Manuel López Obrador, en un gesto que podría ser interpretado como una generosa ración de somníferos para los incrédulos, ha desplegado un tapiz de estímulos fiscales que más parece sacado de un episodio de esos en los que uno se descubre volando sin avión. Los incentivos incluyen desde un crédito fiscal del 100 por ciento hasta facilitaciones mágicas para la importación de materias primas, elementos más propios de un sueño REM que de una estrategia económica tangible.

LOS HABITANTES de Chetumal, tras décadas de dormir con el sueño ligero que otorga la desesperanza, ven ahora cómo su realidad se tiñe con los colores vivos de la promesa gubernamental. Este decreto, no obstante, evoca más a esas noches en las que uno sueña con encontrar un tesoro en el patio trasero: emocionante en el imaginario, pero irrisorio al despertar a la cruda realidad del día a día.

SE NOS DICE que este conjunto de medidas no sólo revitalizará la economía local, sino que también tejerá más fuerte el delicado tejido social de la región. Sin embargo, entre sueños y desvelos, la comunidad empresarial aplaude con una mano mientras sostiene un rosario de escépticos con la otra. La demanda de transparencia y equidad en la implementación es fuerte, resaltando el temor latente de que estos estímulos se disipen como la bruma al amanecer.

EL ESQUEMA presentado, con su espléndida dualidad de modelos complementarios —el Recinto Fiscalizado Estratégico y el Tianguis del Bienestar— promete transformar a Chetumal en un nodo comercial crucial, un epicentro de sueños cumplidos. Pero no olvidemos que en el reino onírico de la economía, los sueños aunque vívidos, frecuentemente se desvanecen al contacto con la primera luz de la realidad.

A QUIENES el anuncio despertó hasta el apetito, es a los integrantes de la asociación Empresarios por Quintana Roo, cuyo líder Sergio León Cervantes ve en esta estrategia una revitalización no sólo económica sino también social. Sin embargo, bajo la superficie de su optimismo cauteloso se percibe una corriente de ansiedad, quizás un temor a que la visión presentada se desvanezca como tantas otras promesas políticas, dejando a Chetumal sumido en la somnolencia de un sueño interrumpido. La comunidad local, aunque esperanzada, guarda recuerdos de promesas pasadas, disueltas como neblina en la mañana caribeña.

EL FUTURO, tan incierto como el curso de los sueños, nos invita a observar de cerca cómo se desdobla este audaz experimento. Los Tianguis del Bienestar, hasta el 2030, y el potencial extendido de la Zona Libre, parecen una narrativa extendida que podría llevar a Chetumal desde el sopor de su letargo económico hasta el despertar vibrante de un dinamismo comercial renovado. La promesa está hecha, la escena está dispuesta, pero sólo el tiempo dirá si los chetumaleños finalmente despiertan en el paraíso prometido o si simplemente prefieren seguir meciéndose en su hamaca, atrapados en el ciclo sempiterno de los sueños frustrados.

@Nido_DeViboras