NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

LA AUSTERIDAD republicana ha sido el estandarte del gobierno de la Cuarta Transformación, pero tal parece que algunos funcionarios se han perdido o ignorado las clases que todos los días imparte el presidente Andrés Manuel López Obrador desde sus conferencias mañaneras apelando a la ‘justa medianía’ juarista que todo servidor público está obligado a practicar. De otra manera no se entendería por qué el director de la Policía de Investigación de Quintana Roo, Pedro León Toro Peña, dio cátedra magistral sobre cómo celebrar una millonaria fiesta aun en tiempos de austeridad.

EL 18 DE MAYO, Toro Peña decidió que la mejor manera de celebrar los XV años de su hija era contratando a Los Tucanes de Tijuana, un grupo musical que cobra 3.5 millones de pesos por presentación. ¡Qué modesto! Con ese gasto, el funcionario habría tenido que desembolsar una suma de 52 salarios mensuales para lograrlo, es decir, más de cuatro años de su sueldo íntegro. No sólo eso, la fiesta, realizada en el exclusivo salón “Country Royal” en Tuxtla Gutiérrez, se estima costó más de 600 mil pesos por renta del lugar, cena y bebidas, con lo que la austeridad quedó sepultada bajo el ritmo de “La Chona”.

ORIGINARIO de San Cristóbal de las Casas, Toro Peña cuenta con una trayectoria que incluye ser director de la Policía Ministerial de Chiapas y subsecretario de Seguridad Pública en Puebla, donde fue despedido por acusaciones de pertenecer a una mafia. Hasta ayer, como director de la Policía de Investigación en Quintana Roo, ganaba 67 mil pesos mensuales en la nómina de la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo bajo el mando de Raciel López Salazar, alérgico a los reflectores públicos e intolerante a los escándalos mediáticos.

CLARAMENTE, las matemáticas no son el fuerte de Toro Peña y ahora va a tener que explicar de dónde salieron los fondos para cumplirle el sueño a su hija porque ayer mismo, en un acto digno de una telenovela de horario estelar, la Fiscalía decidió separarlo de su cargo para iniciar una investigación en su contra. Todo un despliegue de eficiencia oficial para “determinar si hubo irregularidad o inconsistencia en su actuación como servidor público”, como si gastar más de cuatro millones de pesos en una fiesta no fuera en sí misma una irregularidad suficiente además de un acto inmoral.

SIN DUDA, la pronta reacción de la Fiscalía refrenda su compromiso con la transparencia y la legalidad, prometiendo esclarecer la situación con “la debida diligencia”. Pero, ¿no hubiera sido más fácil revisar el contrato de Los Tucanes de Tijuana y preguntarse si un funcionario público puede realmente permitirse tal extravagancia? Este caso nos recuerda que la austeridad, al parecer, es para los demás. Los funcionarios, esos nobles guardianes del erario, pueden permitirse lujos inimaginables para el ciudadano promedio. ¿Será que los principios de la Cuarta Transformación no aplican cuando de fiestas se trata?

AL MENOS así lo hacen suponer otros ejemplos de celebraciones faraónicas pasadas, como la boda en septiembre de 2018 de César Yáñez Centeno, ex vocero del presidente López Obrador, quien pagó su error con el ostracismo sexenal; o la realizada tres años más tarde por Santiago Nieto Castillo en Guatemala que le costó su cargo como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera. Ejemplos que deben recordar a todo funcionario que se precia de pertenecer al gobierno de la Cuarta Transformación que la austeridad debe empezar por la propia casa.

@Nido_DeViboras