- Más de 5 mil niños de diversas escuelas del municipio de Benito Juárez han sido impactados a través del proyecto ‘Escudo’.
OMAR ROMERO
CANCÚN, Q. ROO.- Más de 5 mil niños de diversas escuelas del municipio de Benito Juárez han sido impactados a través del proyecto “Escudo”, con el que se pretende impulsar la prevención de la violencia sexual, pues es el detonante de otras conductas.
Así lo dio a conocer Adela Jiménez Izquierdo, directora general del Grupo Especializado en Atención a la Violencia Familiar y de Género (Geavig), al exponer que la violencia sexual puede ocasionar depresión, ansiedad, “cutting”, y demás problemas de conducta.
“Hay que atenderlo, porque son situaciones que se están dando en el núcleo de la familia, ya llevamos un gran número de niños atendidos, se ha tenido muy buena respuesta, porque sí hacen preguntas, sí hay curiosidad por parte de ellos de informarse en ciertos temas de lo que abarca la violencia sexual”.
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Incluso, reconoció que se han atendido reportes dentro de los planteles educativos, de ahí que activaron los protocolos de atención y dieron parte a la Fiscalía General del Estado o alguna otra institución con la trabajan.
Expresó que por plantel han conocido hasta cinco reportes de algún tipo de violencia, es decir, que cuando llegan a dar alguna plática el menor se les acerca, lo que significa que hay una confianza hacia la institución.
“Te das cuenta con ciertas conductas de ellos cuando estás en clase que se agarran las uñas, hay que fijarse si ellos no cuentan con alguna marca en sus manos o que ellos mismos se estén lastimando. Es fácil darse cuenta que puede haber un tema de ansiedad en los niños”.
Jiménez Izquierdo reconoció que la mayoría de los agresores son parte del círculo cercano del menor y van a recogerlos a la escuela, por ello continuarán con estas pláticas en los planteles escolares a fin de generar una mayor conciencia sobre la importancia de la denuncia.
La directora agregó que una de las intenciones es replicar este programa en los hogares, al insistir que en la mayoría de los casos el agresor habita en la vivienda y también hay mujeres que saben de esta situación, pero incurren en una omisión al no ayudar a los menores.
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