Por KUKULKÁN
HACE 31 años nadie imaginaba que Solidaridad, el hermano menor del entonces joven y exitoso municipio de Benito Juárez, se abriría paso por sí solo para superarlo y arrebatarle en tres décadas la supremacía como ‘joya turística principal del Caribe mexicano’. De ser una comunidad pesquera concentrada básicamente en su cabecera, Playa del Carmen, dependiente geográficamente de Cozumel, Solidaridad es hoy el destino pivote de la Riviera Maya —que incluye a los municipios de Puerto Morelos y Tulum— y goza de gran aceptación entre visitantes nacionales y extranjeros.
TANTO en tamaño como en rentabilidad económica, Playa del Carmen ha rivalizado al tú por tú con su hermano mayor, Cancún, que nació con estrella y fue el primero en alcanzar la fama mundial con sus playas paradisíacas y su vibrante vida nocturna; creado como un proyecto cuidadosamente planeado, un Centro Integralmente Planeado (CIP) que emergió de la nada en la década de 1970, con una infraestructura robusta y una estrategia de marketing agresiva.
POR TODO esto, Cancún se consolidó rápidamente como el destino turístico por excelencia en México, atrayendo a millones de turistas cada año. En cambio, Playa del Carmen tuvo un origen más humilde, sin independencia económica ni política, cuya sistemática desatención y falta de recursos provocó una necesidad urgente de progreso. Fue entonces cuando un grupo de valientes ciudadanos, en un acto de verdadera solidaridad, decidieron luchar por la independencia municipal. Esta lucha culminó el 28 de julio de 1993, cuando se decretó la creación del octavo municipio del estado.
ACTUALMENTE, Playa del Carmen compite con Cancún en varios aspectos. Por ejemplo, en Solidaridad operan 283 hoteles con 42 mil 591 cuartos, mientras que en Benito Juárez 198 hoteles con 38 mil 802 cuartos. Además, Playa del Carmen ha desarrollado una infraestructura turística que rivaliza con cualquier otro destino del mundo. Sus parques temáticos están entre los más visitados del país y su conectividad aérea es insuperable, beneficiándose de la proximidad a tres aeropuertos internacionales: Cozumel, Cancún y Tulum.
LA RELACIÓN entre estos dos municipios del norte de la entidad puede ser comparada con la de dos hermanos, donde el menor ha crecido y florecido, a veces eclipsando al mayor. Este crecimiento no ha estado exento de desafíos. A diferencia de Cancún, Playa del Carmen no comenzó como un proyecto planificado, lo que ha llevado a problemas de infraestructura y servicios públicos deficientes. Ha pasado por once ministraciones municipales, de diferentes filiaciones partidistas, 8 priistas, 2 panistas y una morenista, dedicadas más a saquear y endeudar las arcas públicas, generando graves secuelas de marginación e inseguridad.
LA RECIENTE victoria electoral de Morena en junio, con Angy Estefanía Mercado Asencio al frente, trae esperanzas de alineación y apoyo entre los tres órdenes de gobierno, prometiendo mejoras en seguridad, servicios públicos y gobernanza. Los retos para Solidaridad son claros: construir una ciudadanía con bienestar social, impulsar un gobierno eficiente y organizado, mejorar los servicios públicos y construir paz en la demarcación.
EL NUEVO gobierno tiene la responsabilidad de rescatar los valores fundacionales de solidaridad y progreso, trabajando sin filiaciones partidistas y aplicando factores críticos de éxito para el beneficio de los solidarenses.
MIENTRAS Cancún sigue siendo un gigante turístico, no puede ignorar el avance de su hermano menor, Playa del Carmen, con su crecimiento explosivo y su atractivo cosmopolita, ha captado la atención del mundo, robando reflectores y turistas.
LA COMPETENCIA entre estos dos destinos refleja un sano deseo de superación y mejora constante, impulsando a ambos a ofrecer lo mejor a los visitantes. Al final del día, la rivalidad entre Benito Juárez y Solidaridad beneficia a Quintana Roo en su conjunto. Ambos municipios son piezas clave en el rompecabezas turístico del estado, cada uno aportando su propio sabor y atracciones únicas.
