‘Ciudad de Dios’ regresa como serie

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‘Ciudad de Dios’ regresa como serie
  • Las experiencias en las favelas, esas barriadas brasileñas donde la violencia y el peligro devoran, no se pueden eludir y son narradas en la serie ‘Ciudad de Dios’.

MARIO ABNER COLINA / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Las experiencias en las favelas, esas barriadas brasileñas donde la violencia y el peligro devoran, no se pueden eludir: te acompañan siempre, se dice en Ciudad de Dios: La Lucha No Para.

Nominada a cuatro premios Óscar y convertida en una de las piezas definitorias del cine brasileño por su vibrante energía narrativa a ritmo de samba, funk y balas, la película Ciudad de Dios (2002) también dejó su marca en su protagonista, Alexandre Rodrigues.

Era apenas un adolescente cuando interpretó a Buscapé, un chico honesto con el sueño de convertirse en un fotógrafo, que consigue driblar tanto la muerte como el sumarse como soldado del crimen en esa favela al oeste de Río de Janeiro.

“La película cambió mi vida, mi historia, me volteó de cabeza varias veces. Me trajo posibilidades que jamás imaginaba y me llevó a lugares que tampoco pensé”, recuerda Rodrigues, en entrevista desde Sao Paulo.

La esperada serie La Lucha No Para, que se estrenará en HBO y Max el 25 de agosto, se enfoca en las cosas en aquel marginal lugar 20 años después y sigue a los personajes principales del filme… que aún siguen vivos.

Vuelve a ser narrada por Buscapé, quien logró ser fotorreportero profesional, pero ahora es criticado por su hija por contribuir con sus fotos, espectaculares y violentas, a la satanización mediática del suburbio carioca.

“Tengo a Buscapé en la piel, no fue difícil reconectar con él”, explica Rodrigues. “Lo interesante fue entender mejor sus conflictos internos ahora. Tengo un gran cariño por el personaje. Y hay una semejanza en ambos.

“Generalmente, no me gusta hacer paralelismos entre mis personajes y yo, pero en este caso los dos crecimos y estamos en una edad similar (41 años)”, agrega.

Fernando Meirelles, quien junto con Kátia Lund codirigió la cinta seminal nutrido con un pelotón de actores adolescentes no profesionales, funge como productor ejecutivo en La Lucha No Para.

Al igual que nuevas caras, viejos conocidos, como Buscapé, Barbantinho (Edson Oliveira) y Berenice (Roberta Rodrigues), tendrán el foco en este thriller y drama social de personas arrinconadas por violencia criminal, la policía militar y los políticos corruptos.

Curió (Marcos Palmeira), líder del tráfico de drogas, sostendrá una guerra con Bradock (Thiago Martins), un ex aliado recién salido de prisión, sacudiéndolo todo, aunque la sombra de un viejo sociópata seguirá afectando a todos.

“Ya no está Zé Pequenho (el antagonista del filme, asesinado), pero su presencia se sentirá de otra forma. Es difícil hablar de esto sin spoilers, pero vamos a tener un pedacito de Zé Pequenho en la serie”.

A 22 años del estreno de la película, que llamó la atención mundial, la favela Ciudad de Dios no ha dejado de ser insegura, un punto rojo que los políticos de la “Ciudad Maravillosa” quisieran olvidar.

“La violencia está bien organizada, estructurada. Es un problema social difícil. Creo que quizás las cosas empeoraron”, lamenta Rodrigues.

Eso, sí, matiza el actor, se respira otro espíritu, pues también hay un inédito empoderamiento de la comunidad y el desarrollo del arte crece como contrapeso.

 “La diferencia, el legado de la película, es que hizo que la comunidad creciera en cultura. Hay ahora un grupo de actores que montan obras de teatro, promueven eventos culturales, y formaron parte de la serie. El tráfico evolucionó, pero la cultura ha potenciado a las personas”.

De los involucrados en la película, muchos de ellos criados en favelas, ha habido casos como el de Ivan da Silva, quien en 2017 se supo que estaba acusado de homicidio tras dispararle a un policía.

Con suerte, al igual que Buscapé, Rodrigues ha esquivado ese camino oscuro, y aunque batalla con una existencia consagrada al arte (en 2019 fue taxista de aplicación ante la falta de trabajos), no desiste.

“Mi carrera ha tenido, como cualquier otra, altos y bajos”, reconoce. “Unos años atrás sufrí un parón entre trabajos pero es inherente en la profesión. Me acostumbré a esto. Otros actores me advirtieron: no es una vida fácil, pero da mucho placer estar en escena, frente a la cámara. Son los mejores momentos”.

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