NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN LA SELVA política que es el Senado de la República, donde la fauna más variopinta se mueve al son de sus intereses, Adán Augusto López y Manuel Velasco se han enfrascado en un duelo digno de cualquier documental de vida salvaje. El morenista y el verde ecologista, dos titanes de la política mexicana, están librando una batalla sutil, pero intensa, por el control de la bancada mayoritaria, y con ello, el destino de la 4T en la Cámara Alta.

COMO si fuera un espectáculo de domadores en un circo de tres pistas, Velasco, con la astucia del político que ha sobrevivido a todo tipo de climas y colores partidistas, asegura con una sonrisa de colmillo afilado que ya tienen amarrado el 99.9% de los votos necesarios para lograr la mayoría calificada en el Senado. Un número que suena más a truco de magia que a aritmética parlamentaria.

PERO Adán Augusto, el político curtido en las intrigas del poder y con la lealtad tatuada en la piel, no está dispuesto a dejarse encasillar tan fácilmente en este número mágico de Velasco. Con la misma suavidad con la que un jaguar acecha a su presa, el tabasqueño salió al paso para desmarcarse de las declaraciones del chiapaneco, dejando claro que, en este juego de poder, él no está dispuesto a contar pollos antes de tiempo. “Respeto la opinión de Manuel, es mi amigo y compañero, pero yo no confirmaría que ya tenemos esos votos”, declaró Adán, marcando su territorio como un líder que no se deja impresionar por las fanfarronadas de los suyos.

EN MEDIO de la bruma de estas declaraciones, lo que queda claro es que la unidad en la alianza “Sigamos Haciendo Historia” es más frágil que una promesa de campaña. Aún no se han iniciado los trabajos legislativos, y ya los rugidos internos resuenan, presagiando tormentas en el horizonte. El Senado, que debería ser un lugar de consensos y acuerdos, se vislumbra más como una arena de gladiadores donde cada quien busca su propio pedazo de gloria.

LA ESTRATEGIA de Adán Augusto es clara: mantenerse como el líder prudente, el político que sabe que las alianzas no se forjan con números inflados, sino con respeto y negociación. Al ser cuestionado sobre si ha estado invitando a senadores de la oposición a sumarse a Morena, Adán se apresuró a aclarar que no es su papel hacer ese tipo de invitaciones. “He platicado con compañeros de todos los partidos, pero no hemos hablado aún de los trabajos aquí en la Cámara”, afirmó, con la calma de quien sabe que el poder se teje con paciencia y estrategia, no con alardes.

MIENTRAS tanto, Velasco sigue haciendo su magia, jugando a ser el encantador de serpientes en un Senado donde cada voto cuenta, donde cada alianza se cotiza como el oro. Pero detrás de esa sonrisa que nunca se borra, se esconde la presión de quien sabe que en política, los números mágicos pueden desvanecerse más rápido que un espejismo en el desierto.

Y ES QUE en la víspera de la elección del próximo presidente del Senado, tanto Adán como Velasco saben que el verdadero juego apenas comienza. La elección de la mesa directiva será la primera gran prueba de fuego para esta alianza que, más que “hacer historia”, parece estar destinada a repetir los viejos vicios de la política mexicana: luchas internas, promesas vacías y una mayoría que se construye más con ilusiones que con realidades.

SOBRE rumbos distintos, Adán sigue midiendo sus pasos y Velasco sigue vendiendo sueños, mientras el Senado se prepara para lo que promete ser una de las legislaturas más entretenidas, si no es que caóticas, de los últimos tiempos. Al final, sólo queda esperar que los intereses personales no terminen devorando a la alianza antes de que puedan siquiera empezar a “hacer historia”. Y en este circo, señoras y señores, las apuestas están abiertas.

@Nido_DeViboras