NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

OTRA VEZ el circo ha vuelto a la pista. No hablamos de los espectáculos callejeros, sino de nuestra querida Comisión Permanente, esa vitrina política donde los actores principales del país hacen malabares con palabras, acrobacias retóricas y, de vez en cuando, sueltan algún truco de magia que deja a todos boquiabiertos… por lo increíble que parece.

EL CIERRE de la LXV Legislatura federal ha sido como el último acto de una obra de teatro donde los aplausos fueron escasos, las críticas abundaron y los actores principales, en lugar de despedirse con una ovación, se quedaron atorados en un enredo tragicómico. La senadora Ana Lilia Rivera Rivera, presidenta de la Mesa Directiva, se aventuró a afirmar que “el Poder Legislativo es el motor del progreso social”.

QUIZÁS olvidó que, últimamente, ese motor ha estado echando más humo que soluciones. El avance, según ella, proviene del diálogo y la civilidad entre los legisladores, quienes, según su relato, dejaron a un lado las diferencias ideológicas por el bien común. ¿En serio? ¿Será que estaban viendo otro canal? Mientras Rivera pintaba un paisaje idílico, lleno de comprensión y respeto, las demás bancadas demostraron que no todo lo que brilla es oro, ni todo lo que se dice es verdad.

SI ALGO dejaron en claro los posicionamientos de los grupos parlamentarios, es que la armonía en la política mexicana es más un mito que una realidad. Ahí estaban los representantes de la oposición, como el senador panista José Erandi Bermúdez Méndez, recordando que su partido trabaja por una política que “acerque y no divida”, aunque la realidad parece indicar lo contrario. A muchos se les olvida que su deber no es sólo hablar bonito, sino mejorar realmente las condiciones del país, algo que quedó en segundo plano durante este último receso.

QUIEN no se anduvo con rodeos fue la senadora Beatriz Paredes Rangel, del PRI, lanzando una de esas frases que hacen eco en el Congreso: “estas legislaturas marcarán el fin de la transición democrática y el inicio de un nuevo régimen”. ¡Zas! Así, con un plumazo, despachó lo que para muchos es el fin de una era y el principio de otra, cuyo rumbo, según ella, nadie tiene claro.

DESDE luego; en el circo de la política mexicana, el PRI sigue con su acto de prestidigitación, donde la nostalgia por los tiempos pasados no deja lugar para las esperanzas en el futuro. Sin embargo, no todo fue crítica ácida y desesperanza. Al menos, para los miembros de Morena y sus aliados, la función sigue a tambor batiente.

PARA ELLOS, el Congreso fue vital en la construcción de la Cuarta Transformación, un proyecto que, según la senadora Mónica Fernández Balboa, desterró el despilfarro y la corrupción. Aunque, a juzgar por las múltiples acusaciones y escándalos, parece que esos males sólo cambiaron de nombre y apellido, pero no desaparecieron del todo.

ESO SÍ, el diputado Benjamín Robles Montoya del PT no dejó de rendir pleitesía al Presidente, asegurando que la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum, será quien consolidará lo que inició el gran hombre de la transformación. ¡Cuidado, que la historia se sigue escribiendo con tinta de lealtad ciega!

Y NO PODÍA faltar el toque final del PVEM, que aprovechó la sesión para hacer propaganda de sus logros. Luis Edgardo Palacios Díaz enumeró los temas “fructíferos” promovidos por su partido, como la erradicación de la violencia digital. Todo esto suena bien en el papel, pero en la práctica, la política mexicana sigue siendo un campo minado de intereses y pasiones, donde la armonía es sólo una cortina de humo.

@Nido_DeViboras