NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

ES CURIOSO cómo, cuando se trata de turismo, la historia en Quintana Roo parece un desfile interminable de promesas rotas y proyectos inconclusos, casi como un maratón donde la meta siempre está más lejos de lo que nos dijeron. Y así, año tras año, los cruceros llenos de turistas llegaban a Cozumel y Mahahual, dejando detrás no sólo sus dólares, sino también un rastro de desilusión en los habitantes que veían cómo sus puertos se anclaron en el deterioro y el rezago.

DE REPENTE, un acuerdo que promete romper el maleficio y remodelar la infraestructura portuaria de estos destinos con una inyección de dólares y desarrollo parece haber sacudido el polvo de la inacción del pasado. Se trata del reciente acuerdo entre la gobernadora Mara Lezama y las grandes navieras internacionales para crear el Fondo de Fomento al Turismo de Cruceros, lo que en estos tiempos suena casi demasiado buenos como para ser verdad.

SE CALCULA generar con este fondo más de 400 millones de pesos para 2025, destinados no sólo a la modernización de la infraestructura portuaria, sino también a la prevención de desastres y a la mejora de las condiciones laborales del gremio. ¿Qué pasó aquí? ¿Es este el mismo estado que durante décadas observó, inmóvil, cómo sus joyas turísticas se convertían en meros puntos de paso, sin mucha retribución ni beneficio palpable para su gente?

MIENTRAS los gobiernos anteriores se limitaban a recitar discursos grandilocuentes y aprovecharse del negocio de cruceros en Quintana Roo, los habitantes de los puertos de Cozumel y Mahahual apenas recibían migajas de lo que podrían ser inversiones significativas para detonar económicamente la zona. El turista promedio, con sus 80 dólares de gasto per cápita, ha sido la excusa perfecta para mantener las cosas como están, sin grandes aspavientos ni molestarse en mejorar lo que ya existe. Mara Lezama parece decidida a darle un giro a esta narrativa.

EL INTERESANTE acuerdo con la Florida-Caribbean Cruise Association (FCCA) no sólo se trata de una modernización necesaria, sino también incluye un componente crucial de justicia social. Algo que, sinceramente, pocas veces hemos visto en este tipo de tratados: un compromiso real con la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores del sector. Suena a algo revolucionario, especialmente para quienes hemos visto cómo la mano de obra en estos puertos ha sido subestimada y mal remunerada durante años.

CLARO, no podemos olvidar que hemos sido testigos de muchas promesas a lo largo de las décadas, promesas que se desvanecen en el aire apenas se firma el papel. Ahora bien, si esta nueva era del turismo en el Caribe Mexicano realmente tiene intención de cumplir con sus metas, la transparencia y la supervisión que se prometen serán clave. Si las líneas navieras y el gobierno de Quintana Roo logran mantener su palabra, podríamos estar hablando del primer paso hacia un verdadero renacimiento económico para estas comunidades.

@Nido_DeViboras