NIDO DE VÍBORAS

1

Por KUKULKÁN

García Luna: El juicio del siglo y el legado de Calderón

LA NOTICIA llegó como un balde de agua fría: Genaro García Luna, ex Secretario de Seguridad Pública durante la administración de Felipe Calderón, fue sentenciado a más de 38 años en prisión por narcotráfico en una corte de Nueva York. Más de un observador se frotó las manos ante la revelación de que el hombre que debía ser el baluarte contra el crimen organizado en México se había convertido en un peón más en el tablero del Cártel de Sinaloa.

LA ESCENA no podría ser más cinematográfica: protestas fuera del tribunal, pancartas clamando justicia, y un eco de gritos que seguramente resonarán en los oídos del ex presidente Calderón por un buen rato. La pregunta que muchos se hacen es: ¿qué tan profundo es el fango en el que se encuentra ahora el ex mandatario? Después de todo, no hay nada más incómodo que haber metido las manos al fuego por alguien que terminó siendo el “Chapo” de la administración pública.

GARCÍA Luna fue hallado culpable de cinco cargos, entre ellos, el de aceptar millonarios sobornos del Cártel de Sinaloa a cambio de protección y facilidades para el tráfico de drogas. Aparentemente, durante su mandato, el ex secretario se convirtió en una suerte de director de operaciones del narcotráfico. La Fiscalía argumentó que el ex funcionario se aseguraba de que los narcos estuvieran al tanto de las redadas, saboteando cualquier intento de las fuerzas del orden por desmantelar las organizaciones criminales. Como si fuera un juego de ajedrez, García Luna movía las piezas para garantizar que el negocio siguiera floreciendo.

SI BIEN la sentencia de más de tres décadas tras las rejas puede parecer un golpe contundente para la delincuencia organizada, la verdadera trama de este melodrama apenas comienza a desnudarse. La sombra de Calderón se proyecta con fuerza sobre este escándalo, y es probable que no sea la única figura política que termine bailando al son de la justicia. Durante el juicio de “El Chapo”, un ex miembro del cártel reveló que había entregado más de seis millones de dólares en sobornos a García Luna. Y no sólo eso, se discutió la creación de un fondo de hasta 50 millones para asegurar su protección. Si eso no es un escándalo, no sé qué lo es.

PERO mientras los manifestantes gritaban “justicia” fuera del tribunal, ¿dónde queda la justicia para las miles de víctimas que sufrieron bajo el yugo del narcotráfico en México? Los efectos de la corrupción y la complicidad en el gobierno han dejado un rastro de dolor y desolación que es imposible ignorar. La noticia de la sentencia de García Luna, aunque celebrada por algunos, es sólo un eslabón en una cadena de complicidades que se extienden hasta los más altos niveles del poder político.

ES INEVITABLE que la atención se desplace hacia Calderón. ¿Cómo justificará sus declaraciones pasadas en defensa de García Luna? Es una pregunta que, a falta de respuestas, lo condena a un silencio incómodo. En la política mexicana, el arte de la justificación es casi un deporte extremo. A medida que se desvela el escándalo, se avizora la posibilidad de un efecto dominó que podría llevar a otros ex funcionarios a un destino similar. La justicia, aunque a cuentagotas, parece estar dispuesta a pasar factura.

EN ESTA tragedia moderna, el nombre de García Luna se convierte en sinónimo de la corrupción institucional y del fracaso de una estrategia de seguridad que prometía erradicar al narcotráfico pero que, en realidad, sirvió para fortalecerlo. La expectativa y el suspenso que rodearon su juicio han llegado a su fin, pero las repercusiones apenas comienzan. La historia de García Luna no es sólo la de un hombre; es un espejo que refleja las fallas de un sistema que, en lugar de proteger, ha sido cómplice.

@Nido_DeViboras