Cáncer de mama: testimonio de vida

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  • El 20 de agosto de 2019 Lizbeth Flores detectó algo anormal en la mama derecha, un nódulo de cinco centímetros.
OMAR ROMERO

CANCÚN, Q. ROO.- Hace cinco años la vida de Lizbeth Flores cambió, pues fue diagnosticada con cáncer de mama HER2-positivo, que se disemina fácilmente en el cuerpo y es más agresivo, sin embargo, el apoyo de sus seres queridos ha sido un impulso para enfrentar esta enfermedad.

El 20 de agosto de 2019 dijo que detectó algo anormal en la mama derecha, un nódulo de cinco centímetros, y en lo primero que pensó es que se trataba de algo hormonal, ya que en su familia no existían antecedentes de cáncer, por lo que consideró que no podría tratarse de esta enfermedad.

Incluso, reconoció que nunca se había realizado una mastografía —después de los 40 años que es la edad recomendada— por miedo al procedimiento, pero al detectar el nódulo acudió a hacerse los estudios un día después tras platicarlo con sus familiares.

“Me hicieron mis estudios y en cuanto me dieron los resultados, una hora después me llevaron a una oficina y me dijeron es necesario que te sigas haciendo los estudios, pero a nivel oncológico, así que en ese momento yo caí en shock, dije ‘no puede ser, no hay forma que tenga cáncer’, y lo primero que dije fue ‘Dios mío ayúdame’”.

De ahí que se puso a investigar todo lo que implicaba tener cáncer de mama y detectó que el azúcar es un factor sumamente agresivo, por lo que cambió su estilo de alimentación, además de que comenzó a realizar actividades físicas y de manera emocional su familia fue un pilar fundamental en esta batalla.

“Yo ya estaba preparada y ya había investigado que mi amigo y mi enemigo eran las quimioterapias porque me iban a ayudar a reducir ese tumor, pero también me iban a afectar grandemente, y así fue. Entonces llegué a mi primer quimio 30 días después de que todo esto empezó, y llegué muy confiada”, narró.

Refirió que su cuerpo empezó a responder de manera satisfactoria y si bien le dijeron que serían 16 quimioterapias, al final sólo fueron ocho y el tumor fue disminuyendo, por lo que pasó a una cirugía para retirarle la mama, pero no fue necesario quitársela completamente, solo la parte del tumor, y de ahí inició radioterapia en Mérida, Yucatán.

Actualmente a sus 50 años edad, comentó que se encuentra en un estado de remisión, que coloquialmente se podría definir como que el cáncer está durmiendo, es decir, no está activo, está libre, pero no es suficiente, por ello, la lucha que empezó hace unos años se mantiene, y afirmó que continuará, ya que todas las personas que pasan por un proceso contra el cáncer son vulnerables y requieren de una serie de cuidados.

Lizbeth Flores junto con la asociación Lazos de Vida se apoyan y se cuidan, por ello exhortó a las mujeres a hacerse una mastografía y dejar de lado los mitos y temores, al afirmar que más vale sufrir unos minutos con este proceso, que pasar por todo un tratamiento, ya que actualmente hay mayor acceso a los estudios.