Brilla McCartney en su regreso a México

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Brilla McCartney en su regreso a México
  • Ser reconocido como caballero por los mexicanos anoche, en su séptima visita al País, emocionó tanto a McCartney que, literalmente, llenó el cielo de corazones.
MAURICIO ÁNGEL / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- El nombramiento de caballero del imperio británico le fue otorgado a Paul McCartney en 1997 por la Reina Isabel II, pero ser reconocido así por los mexicanos anoche, en su séptima visita al País, lo emocionó tanto que, literalmente, llenó el cielo de corazones para el que parece ser uno de sus públicos consentidos.

“¡Sir Paul, Sir Paul!”, coreaban los fans que abarrotaron el Estadio GNP Seguros, 57 mil 389 según Ocesa, y complacido por los vítores a su título real, el ex Beatle entonó “Let Me Roll It” bajo un espectáculo de drones.

Las luces en lo alto se encendieron, trazaron líneas y luego formas de distintos colores; entre las más definidas, unos corazones que bien pueden representar lo a gusto que el mito, de 82 años, se siente en México.

“¡Son a toda madre!”, gritó a medio espectáculo.

Es usual que Macca se comunique en español, pero sus seguidores no dejan de asombrarse al escucharle referirse a John Lennon como “mi cuate”, a “In Spite Of All The Danger” como “la primera rola que grabamos Los Beatles” o que suelte expresiones como “chido liro”.

La acción comenzó a las 21:14 horas. El escenario se iluminó y McCartney saludó con su inconfundible puño al aire para celebrar que su gira Got Back lo trajo de vuelta sólo un año después.

“¡Hola, México! ¿Qué onda, chilangos?”, lanzó.

“Can’t Buy Me Love”, “Junior’s Farm”, “Letting Go” y “Drive My Car”, mezcla de Beatles y Wings, fueron de las primeras de la noche y encandilaron a la gente al grado que el británico se acaloró, se abanicó con las manos y se despojó del saco. Así despertó gritos emocionados y se sintió motivado a usar la prenda como capote de torero.

La gente también quiso regalarle corazones durante “My Valentine”, la cual dedicó a su esposa, Nancy, entre el público. Mientras la entonaba, algunos presentes sacaron globos rojos en forma de corazón, los inflaron y los iluminaron con sus celulares.

Las luces en señal de sintonía también aparecieron en momentos como “Let It Be”.

McCartney había advertido que la noche tendría de todo, desde canciones muy viejas hasta otras muy recientes, pero que su viaje en el tiempo tenía que estar repleto de baile.

 Aquello se cumplió con creces a medio concierto, cuando despertó la Beatlemanía con éxitos como “Love Me Do”, “Blackbird” y “Lady Madonna”. También sonó “Now And Then”, tema póstumo de los Fab Four. Paul dedicó algunos temas más a sus leales John, George y Ringo.

“¡Qué chingón!”, festejó, aunque ciertamente aun sin hablar en español se hubiera dado a entender, ya que además de tocar el bajo, el piano y la mandolina, se mostró como un hombre de mímica, expresivo con todos sus gestos, como llevarse las manos a la cintura despreocupadamente.

De hecho, le gustó tanto cómo lo acompañaron los fans en “Ob-La-Di, Ob-La-Da” que al acabar la interpretación él fue quien aplaudió a la gente.

Sorpresas sobraron, y durante “Live And Let Die” salió disparada la clásica pirotecnia en las notas puntuales de su éxito de 1973 con los Wings.

Infatigable, McCartney, quien apenas visitó Monterrey por vez primera, la semana pasada, se presentará mañana de nueva cuenta en el nuevo estadio para dar otro espectáculo de boletaje agotado, y el domingo culminará el festival Capital como cabeza de cartel.

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