Con el PAN en picada, Romero usa tragedia de Querétaro para avivar guerra contra 4T

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Por KUKULKÁN

EL RECIÉN estrenado presidente del PAN, Jorge Romero, ha dejado muy en claro su estilo: confrontación, advertencias y una buena dosis de grandilocuencia. Desde su silla de mando, apenas ocupada tras la salida de Marko Cortés, Romero ha mostrado que el partido de “oposición fuerte” no está dispuesto a cambiar su estrategia, pese a sus evidentes derrotas y a la pérdida de respaldo popular en las últimas elecciones. Y es que, si algo sabe hacer la cúpula panista actual, es mantener una actitud de resistencia, aunque cada vez sea más el pueblo que les da la espalda y menos los ciudadanos que siguen sus arengas.

LA TRAGEDIA ocurrida en Querétaro —un lamentable evento en el que perdieron la vida once personas— ha sido un campo de juego más para estos estrategas del escándalo y la controversia. Mauricio Kuri, gobernador del estado y miembro distinguido de Acción Nacional, tuvo que salir a aclarar las cosas. En redes sociales circulaban rumores sobre una supuesta ola de violencia que azotaba distintas zonas de Querétaro, con afirmaciones exageradas y distorsionadas sobre la situación en el estado. Kuri desmintió que hubiera ataques masivos en múltiples puntos de la entidad y pidió respeto a la tragedia que ya es suficiente en sí misma.

SIN EMBARGO, no pasaron muchas horas antes de que Romero decidiera subirse al tren del escándalo, acusando al gobierno federal y usurpando, de alguna manera, el papel del propio gobernador queretano. Pero, ¿por qué este afán de Romero por echar leña al fuego? La respuesta puede ser sencilla: el PAN necesita ruido, necesita hacer ver que su postura de “oposición” sigue viva, aunque sea a base de exageraciones. Así que Jorge Romero aprovechó la coyuntura para lanzar advertencias contra el gobierno de Claudia Sheinbaum, presidenta de México, avisando que de no ser escuchados “resistirán en las calles”. Para muchos, esta postura no es novedad; es la misma fórmula de confrontación que los ha mantenido en los titulares, aunque cada vez menos efectiva, a juzgar por sus constantes tropiezos electorales.

LO QUE LLAMA la atención es el uso de una tragedia para impulsar esta agenda. Kuri, visiblemente molesto, criticó a quienes, desde la comodidad de sus oficinas en Ciudad de México, hicieron señalamientos sin tener idea de la situación real en el estado. “No es mi estilo, porque lastimas a Querétaro, lastimas a la federación y lastimas a México”, dijo Kuri, en un claro llamado a su propio partido a poner los pies en la tierra y pensar en las consecuencias de sus palabras. Pero esta reflexión parece haber sido ignorada por Romero, quien advirtió que “sólo una vez” pedirá diálogo con la Presidenta, dejando en claro que la puerta de la negociación no estará abierta por mucho tiempo.

LA PREGUNTA entonces es si esta estrategia de confrontación constante y de uso de la tragedia como herramienta política realmente funciona. Hoy el PAN es la segunda fuerza política del país, sí, pero en una condición bastante disminuida. Sus victorias son escasas y sus bastiones de poder se reducen cada vez más. En lugar de consolidarse como una opción sólida y atractiva para los ciudadanos, parece estar atrapado en un juego de confrontaciones, que podría muy bien compararse con una pelea de sombras en la que, al final, el que sale perdiendo es el mismo partido.

LA DIRECCIÓN que ha tomado Jorge Romero desde que asumió la presidencia del PAN demuestra que no hay intención alguna de cambio. En lugar de construir propuestas serias, de convertirse en una verdadera opción de gobierno, sigue buscando provocar al gobierno federal, en un esfuerzo por mantener vivo ese discurso beligerante que, como todos los indicadores sugieren, ya no está generando los mismos resultados de antes. La realidad es que esta insistencia en la confrontación no parece ser una estrategia que sume votantes, sino que, al contrario, está dejando al PAN cada vez más solo.

EN UN PAÍS donde la población demanda soluciones a problemas reales —seguridad, salud, educación—, los panistas de alto perfil, como Romero, parecen más interesados en mantenerse relevantes a través del escándalo y de la polémica, aunque para ello deban distorsionar o aprovecharse de los eventos trágicos. Para quienes ven desde fuera, esta “resistencia” en las calles que propone Romero suena más a un berrinche que a una oposición legítima. Parece que el PAN sigue sin aprender que, en lugar de subirse al tren de las fake news y las acusaciones sin fundamento, podría intentar construir una relación genuina con los ciudadanos, demostrar que tiene la capacidad de plantear soluciones a los problemas que realmente afectan a México.

PORQUE si algo demuestran los últimos resultados electorales, es que los ciudadanos ya no están interesados en el ruido. Necesitan una oposición que les hable de frente, que les ofrezca opciones viables y que respete las tragedias de la vida real. Mauricio Kuri lo dijo bien claro: usar la tragedia para dañar a un partido o a una administración lastima no sólo a Querétaro, sino a toda la federación y, en última instancia, a México. Y mientras el PAN siga optando por esta política de escándalo y confrontación sin contenido, su futuro político no será otro que el alejamiento paulatino de la ciudadanía que, cada vez con mayor contundencia, le está dando la espalda.

@Nido_DeViboras