- Crece el número de migrantes extranjeros en territorio nacional; Senado busca proteger sus derechos.
FELIPE VILLA
CIUDAD DE MÉXICO.- En los caminos de México, el flujo de personas migrantes se ha convertido en un drama humano de dimensiones históricas. A inicios de 2023, el país registró una población migrante de 7.4 millones, de los cuales 6.1 millones eran extranjeros. Este fenómeno marcó un incremento del 37.5% respecto al año anterior, un salto que refleja no solo las crisis en las naciones de origen, sino también el papel de México como tierra de paso y, en ocasiones, como destino. Sin embargo, junto a esta creciente ola migratoria, surge una sombra ominosa: la vulnerabilidad y el riesgo que enfrentan quienes transitan por el territorio nacional.
Para abordar esta situación, la senadora Rocío Corona Nakamura presentó una iniciativa en el Senado que busca reformar la Ley de Migración, adecuándola a los estándares de derechos humanos establecidos en la Constitución y los tratados internacionales. En su intervención, la senadora recordó la obligación de México, como nación soberana, de garantizar la protección y respeto de los derechos de todas las personas extranjeras, en especial de aquellas que enfrentan las adversidades del tránsito migratorio.
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ENTRE EL SUEÑO Y EL PELIGRO
El camino por México no es sencillo. Según denuncias de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), los migrantes enfrentan encarcelamientos arbitrarios, extorsión, robo, secuestro, maltrato y abuso sexual. Muchos caen en redes de trata de personas o son víctimas de homicidios en su paso por rutas controladas por el crimen organizado. Incluso las fuerzas policiales y militares, que deberían velar por su seguridad, en ocasiones se suman a la lista de riesgos que hacen de este tránsito una lucha constante por sobrevivir.
La senadora Corona Nakamura lamentó que este contexto haya dejado a los migrantes en una situación de constante vulnerabilidad. Además, enfatizó la urgencia de proteger a los más indefensos: niñas, niños y adolescentes, quienes a menudo son expuestos a condiciones inhumanas en estaciones migratorias o quedan atrapados en situaciones de violencia.
REFORMA PARA LA DIGNIDAD
La propuesta de Corona Nakamura busca proteger a los migrantes frente a las amenazas externas, a la vez de garantizar que las autoridades mexicanas actúen con respeto a sus derechos. La iniciativa incluye medidas específicas para evitar la discriminación por preferencia sexual, discapacidad, condición social o salud. También establece la obligación del Estado de garantizar la integridad física y psicológica de las personas alojadas en estaciones migratorias, donde las condiciones actuales han sido duramente criticadas por organizaciones humanitarias.
La senadora insistió en que el reconocimiento de estos derechos no puede quedar en letra muerta. Su llamado es claro: no basta con enmarcar principios en leyes o tratados; es necesario implementar acciones que aseguren su cumplimiento.
MÉXICO, LA ENCRUCIJADA
El incremento en la población migrante refleja una crisis humanitaria que México no puede ignorar. Como puente entre el sur y el norte del continente, el país enfrenta el reto de equilibrar su responsabilidad internacional con sus propias necesidades internas. Sin embargo, como subraya la propuesta legislativa de la senadora, el respeto a los derechos humanos debe ser un punto innegociable.
La cifra de migrantes extranjeros, que no deja de crecer, plantea preguntas urgentes: ¿cómo puede México garantizar una atención digna a quienes transitan por su territorio? ¿Qué medidas se necesitan para frenar los abusos y la violencia? Y, sobre todo, ¿cómo asegurarse de que el país no solo sea un puente, sino un refugio para quienes buscan un futuro mejor?
La respuesta podría estar en iniciativas como la de Corona Nakamura, que reconoce la complejidad del fenómeno y busca transformar el marco legal para que los migrantes dejen de ser una población invisible. México, cruce de esperanza y peligro, está llamado a ser también un ejemplo de humanidad y justicia.