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FELIPE VILLA
PRIMERA CAÍDA: “Técnicos contra rudos, austeridad y democracia en juego”
El cuadrilátero legislativo retumbó cuando los primeros luchadores subieron al ring. En la esquina oficialista, Morena, PVEM y PT lanzaron los primeros golpes. La diputada Beatriz Milland Pérez (Morena) abrió con un tope suicida, asegurando que el dictamen es un golpe certero contra el despilfarro y los “elefantes blancos”. Desde el otro lado, Miguel Ángel Salim Alle (PAN) contraatacó con un martinete dialéctico, calificando la reforma como una tragedia que elimina los contrapesos democráticos.
Los verdes, liderados por Felipe Miguel Delgado Carrillo (PVEM), ejecutaron una plancha desde la tercera cuerda, argumentando que los ahorros fortalecerán áreas prioritarias. Sin embargo, Gustavo De Hoyos Walther (MC) les aplicó un candado al cuello, acusándolos de improvisación y opacidad. El público dividió sus gritos, mientras los rudos oficialistas seguían lanzando proyectiles de austeridad, y los técnicos opositores, con sus máscaras democráticas intactas, buscaban revertir el marcador.
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SEGUNDA CAÍDA: “El golpe del pueblo vs. la patada de los derechos”
Los ánimos caldeados subieron de tono cuando entraron los relevos. José Javier Aguirre Gallardo (Morena) aplicó un suplex económico, argumentando que la reforma refuerza el combate contra los monopolios. Pero Ernesto Sánchez Rodríguez (PAN) respondió con un hurracarrana verbal, acusando al oficialismo de encadenar al país a un retroceso.
Desde el PRI, Juan Antonio Meléndez Ortega ejecutó un potente codazo democrático, denunciando autoritarismo en las propuestas. Mientras tanto, Mario Alberto López Hernández (PVEM) intentó apaciguar con un abrazo fiscal, al asegurar que el dictamen prioriza el buen uso del presupuesto. El sudor y la tensión llenaban el aire: ¡el marcador estaba empatado!
TERCERA CAÍDA: “La máscara contra la centralización”
En esta última caída, los luchadores sacaron sus mejores movimientos. Juana Acosta Trujillo (Morena) lanzó un lazo al cuello legislativo, asegurando que la reforma es una reestructuración necesaria. Sin embargo, Víctor Manuel Pérez Díaz (PAN) contraatacó con un puñetazo de equilibrio, afirmando que esta reforma abrirá las puertas al autoritarismo.
En la esquina naranja, Rodrigo Ramos Enríquez (MC) aplicó un moonsault democrático, acusando que se busca desmantelar los contrapesos. Pero los oficialistas no se quedaron atrás: Carmelo Cruz Mendoza (Morena) selló la lucha con un rompe espaldas financiero, defendiendo la eliminación de los “elefantes blancos” y la redistribución de recursos.
Al final, la aplanadora legislativa se impuso por mayoría de votos derrotando a los opositores mucho tiempo antes de que la campana hubiera sonado. Ahora, sólo falta esperar si la austeridad se alzará como campeona o prevalecerá la democracia enmascarada.
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