Por KUKULKÁN
MÉXICO cierra el 2024 con una medalla histórica: por primera vez en dos siglos, una mujer lleva las riendas del país. Claudia Sheinbaum, la arquitecta del segundo piso de la Cuarta Transformación, asumió la presidencia en medio de vítores, esperanzas y, claro, un mar de escepticismo en las filas opositoras. En el año que termina, no sólo se consolidaron las reformas más ambiciosas del movimiento que comenzaron a cavar la tumba del neoliberalismo; también se desataron los debates más acalorados sobre el rumbo del país.
ENTRE los cambios más trascendentales está la aprobación de 20 reformas constitucionales y legales que prometen transformar la estructura política, económica y social del país. La elección democrática de jueces, magistrados y ministros, programada para junio, encabeza la lista de propuestas polémicas. Mientras los defensores celebran este giro como un triunfo de la democracia directa, los detractores temen que la justicia mexicana termine siendo el escenario de un concurso de popularidad. La pregunta que flota en el aire es si esta medida será la piedra angular de un sistema más transparente o el detonante de un caos institucional.
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DESDE otro frente, la contrareforma energética que ha sido presentada como el acto final en la recuperación de la soberanía nacional, puso a temblar a los gigantes extranjeros y a sus socios nacionales al decirle adiós a los contratos leoninos. La Cuarta Transformación insiste en que el control del petróleo y la electricidad debe regresar al pueblo, tras décadas de saqueo neoliberal. Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar, acusando al gobierno de un estatismo trasnochado que podría poner en jaque las finanzas públicas. Aun así, la narrativa oficial se mantiene sólida: devolver a Pemex y la CFE su lugar protagónico es una deuda histórica.
TAMBIÉN cayó el hacha sobre los organismos autónomos, descritos por el gobierno como simples nidos de burocracia y corrupción. Según la narrativa oficial, sólo se trataba de agencias de colocación de empleo y cajas chicas del régimen anterior. Desaparecieron como una fiesta cuando llega la policía. Los opositores, aunque cada vez más reducidos en número y fuerza, señalan que esta decisión centraliza aún más el poder, eliminando contrapesos esenciales para una democracia funcional.
EN EL PLANO internacional, la relación con Estados Unidos se ha tensado como pocas veces en décadas. El presidente electo Donald Trump, conocido por su retórica mordaz, ha encontrado en el nacionalismo de Sheinbaum un blanco fácil. La postura soberanista del gobierno mexicano ha generado fricciones, especialmente en temas energéticos y comerciales. Pero en Palacio Nacional no hay titubeos: los tiempos de obedecer calladamente al norte han quedado enterrados junto al neoliberalismo.
EL PRÓXIMO año no será precisamente un paseo por el parque. Sheinbaum enfrentará desafíos monumentales, desde la implementación de las reformas hasta una oposición que, aunque mermada, buscará reorganizarse. El fantasma de una inflación descomunal, invocado por opositores, asusta a los hogares mexicanos, mientras los rezagos en salud y educación exigen acciones inmediatas, pues estos no se resolverán con simples discursos. Para la presidenta, 2025 será el año de demostrar que la 4T no es sólo un eslogan, sino un cambio estructural capaz de resistir embates internos y externos. En contraste, los críticos observan que será el año en que las grietas del proyecto comiencen a hacerse visibles.
SOBRE el horizonte también se vislumbran presiones internacionales cada vez mayores, especialmente en el ámbito comercial. Con el T-MEC tambaleándose y los mercados atentos, México deberá equilibrar su postura soberanista con la necesidad de mantener relaciones económicas estables. El legado de la Cuarta Transformación sigue en construcción. Para algunos, el país se encamina hacia la verdadera independencia y justicia social; para otros, el riesgo de derrumbarse bajo el peso de sus propios ideales es cada vez más real. Lo cierto es que, en este espectáculo político, México no tiene garantizado el final feliz. La historia se sigue escribiendo, y todos seguiremos atrapados en la trama.