- Alrededor de mil migrantes salieron de Tapachula la madrugada de este 20 de enero.
STAFF / LUCES DEL SIGLO
TAPACHULA, CHIS.- Alrededor de mil migrantes salieron de esta ciudad la madrugada de este 20 de enero, fecha simbólica por la asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, determinación y en busca de mejores oportunidades para vivir y dejar lejos la precariedad que enfrentan en su lugares de origen.
La ciudad fronteriza de Tapachula, al sur de México, se ha convertido en el punto de partida para miles de migrantes que huyen de la pobreza y los conflictos por la delincuencia en sus países. Entre ellos están Carlos Eduardo Párraga y Sofía Cárdenas, venezolanos que comparten la misma meta: llegar a Estados Unidos, aunque el camino esté lleno de incertidumbre.
Nelson Paredes, de 68 años, es el único integrante de la caravana migrante que no ve bien y va hasta delante del contingente de al menos 2 mil personas que salió rumbo a la frontera norte del país desde las primeras horas de este lunes, día en el que Donald Trump asumió como Presidente de Estados Unidos.
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Nelson va sentado en un carrito viejo de supermercado que compró en la orilla de Tapachula por 150 pesos y que empuja su hijo Anderson.
También carga un bastón, bolsas con ropa y medicamentos para el glaucoma, su ilusión es llegar al país vecino del norte y encontrar una fundación y revertir la enfermedad.
A un lado, a paso rápido van varias mujeres de diferentes nacionalidades, quienes empujan las carriolas en las que van sus hijos e hijas, y en los que también llevan ropa y botellones de agua.
En la cola de la caravana va una ambulancia de Protección Civil.
“¡Oríllense a la derecha! ¡Tenemos que respetar el paso de los carros mexicanos! grita Elkin, un joven colombiano que junto a tres adultos dirige la caravana, la número 14 que ha salido de esta ciudad desde el pasado 1 de octubre, cuando Claudia Sheinbaum asumió la Presidencia de México.
La madrugada anterior habían caminado 3.1 kilómetros para llegar de Tapachula hacía la comunidad de Viva México, lo que se hace en 20 minutos en vehículo, estas personas lo han hecho en dos horas, a paso rápido y sin descanso.
El contingente se prepara para llegar al primer retén del Instituto Nacional de Migración (INM).
“¡Caminemos ordenados, hay que respetar!”, dice Elkin, quien ha regañado en todo el camino, al exigir una caravana sea compacta, pues es la única manera de avanzar seguro, desde su salida propuso que las mujeres, los niños y ancianos fueran al frente para que no se queden rezagados y que los hombres vayan atrás para ayudar en caso necesario y “para proteger” el contingente.
Jazmín Silva y Angel Velázquez de Venezuela dijeron que a pesar de que no tienen mucha información de las políticas migratorias del Presidente Trump, “si Dios quiere” lograrán entrar a Estados Unidos.
“¡Bienvenidos a la caravana!”, gritó un grupo de hombres en el Parque Bicentenario de Tapachula, que fue el punto de encuentro antes de partir al municipio de Huehuetán.
Antes del arranque, levantando las manos hicieron una oración para tener paz y calma, porque sólo ellos saben lo que les pasa al llegar a México.
Varios migrantes dijeron que al entrar a México por el río Suchiate, hombres armados que pertenecen a un cartel los llevan a un rancho donde les exigen 100 dólares, unos 2 mil pesos mexicanos, y si no tienen dinero deben hacer trabajo comunitario, como limpiar.
“A mí me detuvieron 16 días”, dijo uno
“Quiero llegar a Estados Unidos. Voy con la ayuda de mi esposa, e hijo, ellos me ayudan con la mano a caminar”, afirma Nelson, ya caminando y usando su bastón, pero de la mano de su esposa Rosa Victoria, tras pasar el retén del INM, luego que un par de agentes intentaron frenar la caravana señalando a través de un megáfono que debían pasar de manera regular.
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