Sigue oposición su estrategia de destruir mediáticamente a la 4T

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Sigue oposición su estrategia de destruir mediáticamente a la 4T
  • La oposición mexicana ha hecho lo que mejor sabe hacer: esperar el momento oportuno para lanzar sus críticas al gobierno de la Cuarta Transformación.
FELIPE VILLA

CIUDAD DE MÉXICO.- Desde su trinchera habitual, la oposición mexicana ha hecho lo que mejor sabe hacer: esperar el momento oportuno para lanzar sus críticas al gobierno de la Cuarta Transformación. Esta vez, el Senador panista Mario Vázquez encontró un tema espinoso para encender las alarmas mediáticas.

Su denuncia de que el gobierno federal no destinó suficientes recursos para atender la crisis migratoria provocada por las amenazas de deportación masiva de Donald Trump no es más que otro capítulo en la ya conocida estrategia de desgaste: destruir en lugar de construir.

El senador no perdió tiempo en señalar la “negligencia” del gobierno, argumentando que Chihuahua y otros estados fronterizos están al borde del colapso social y económico por la llegada inminente de migrantes deportados. Con una narrativa tan predecible como recurrente, Vázquez pintó un cuadro alarmista en el que las comunidades fronterizas quedarían desbordadas por la falta de apoyo federal.

Sin embargo, entre líneas, lo que se vislumbra no es una preocupación genuina por los migrantes o las comunidades afectadas, sino el deseo de capitalizar políticamente un tema complejo y de alta sensibilidad.

Desde que Trump asumió la presidencia en Estados Unidos, sus amenazas de deportaciones masivas han sido constantes. En ese contexto, la oposición ha encontrado un filón perfecto para construir su narrativa: acusar al gobierno de no anticiparse, de no planear, de no resolver.

Pero más allá de la crítica, poco o nada ofrecen en términos de propuestas. ¿Qué sugiere el PAN? ¿Un fondo de emergencia, programas conjuntos con organizaciones internacionales, medidas concretas para coordinar a los municipios? Nada. El discurso se limita a señalar las fallas, omitiendo las soluciones.

Vázquez Robles asegura que el problema migratorio no es solo de los migrantes, sino de “abandono” por parte del gobierno federal hacia los estados fronterizos. Sin embargo, el tono dramático de su mensaje no logra ocultar la falta de profundidad en su planteamiento.

Mientras llama a la federación a actuar con “humanismo” y recursos suficientes, su partido ha sido uno de los principales críticos de los programas sociales y proyectos integrales que buscan atender las causas de fondo de la migración. Es un doble discurso que resalta más la estrategia de desgaste político que un interés real por resolver el problema.

La crisis migratoria no es un tema nuevo ni exclusivo de esta administración. Estados Unidos ha deportado a millones de personas en las últimas décadas, y cada periodo presidencial, tanto en México como en su vecino del norte, ha tenido que lidiar con la complejidad de este fenómeno.

La diferencia radica en que, mientras el actual gobierno apuesta por medidas de largo plazo y un enfoque más humanista —aunque ciertamente perfectible—, la oposición parece instalada en la crítica vacía, esperando que los problemas hagan suficiente ruido en los medios para saltar con acusaciones que, al final, carecen de sustancia.

Lo que sí es evidente es que la apuesta de la derecha por destruir en vez de construir no ha dado los resultados esperados. A pesar de su insistencia en atacar cada decisión gubernamental, las encuestas reflejan un respaldo significativo al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La estrategia de desgaste no ha sido suficiente para mermar la legitimidad del proyecto de la Cuarta Transformación, al menos no en los términos que los sectores conservadores quisieran.

El discurso de Mario Vázquez y su partido se suma a una larga lista de intentos por desacreditar a un gobierno que, guste o no, sigue teniendo el respaldo popular en diversas encuestas. Mientras la oposición siga apostando por la crítica fácil en lugar de proponer soluciones reales y viables, continuará perdiendo terreno en la batalla por la credibilidad. Y en el fondo, eso sí es una verdadera crisis: la de una oposición que parece incapaz de reinventarse.