2025: Año de la mujer indígena, el reconocimiento que nadie quiso rechazar

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  • Senadores de todos los partidos dieron un debate sin oposición en tiempos de ‘primero los pobres’.
FELIPE VILLA

CIUDAD DE MÉXICO.- La atmósfera en el Senado era peculiar. No había señales de confrontación ni discursos incendiarios. Los senadores, acostumbrados a la confrontación partidista, esta vez compartían un mismo tono: nadie iba a votar en contra de declarar el 2025 como el Año de la Mujer Indígena.

Conforme avanzaba la sesión, cada fracción parlamentaria se esforzaba por dejar clara su postura a favor del decreto. No había sorpresas, no había reclamos. Era un tema imposible de rechazar, y en un país donde el discurso político se ha inclinado a favor de los más desprotegidos, nadie quería ser señalado como el senador que se opuso a un reconocimiento para uno de los sectores más vulnerables de México.

La votación final sería unánime: 108 votos a favor y cero en contra. Pero antes de llegar ahí, cada bancada aprovechó el micrófono para enaltecer la causa, cada quien con su estilo, cada quien con sus matices.

Desde la bancada de Morena, el tono era reivindicativo. Edith López Hernández, presidenta de la Comisión de Pueblos Indígenas y Afromexicanos, habló de justicia histórica. “No se trata solo de una declaratoria simbólica”, dijo, “sino de cambiar la narrativa de opresión y marginación”.

A su lado, Simey Olvera Bautista, presidenta de la Comisión de Estudios Legislativos Primera, enmarcó la propuesta en términos de resistencia y resiliencia. “Las mujeres indígenas han sido el cimiento invisible de nuestra cultura”, afirmó. Nadie lo refutó.

Pero si alguien dejó claro el peso de la historia fue Lilia Margarita Valdez Martínez, presidenta de la Comisión de Gobernación, quien enfatizó que “las mujeres indígenas han dado la vida para que esta nación crezca”.

Desde la oposición, los discursos no fueron de ataque, sino de matices y aportaciones. Mario Humberto Vázquez Robles, del PAN, reconoció la lucha de las mujeres indígenas, aunque recordó que siguen enfrentando desigualdad y falta de oportunidades.

Desde el PRI, Néstor Camarillo Medina hizo lo propio, pero fue más allá: “Esta declaratoria debe servir para visibilizar sus problemáticas y generar políticas públicas reales”.

Mientras tanto, María del Rocío Corona Nakamura, del PVEM, subrayó que la deuda histórica con las mujeres indígenas no puede saldarse solo con un decreto, sino con acciones concretas que mejoren sus condiciones de vida.

En la misma línea, Lizeth Sánchez García, del PT, hizo énfasis en la triple discriminación que enfrentan: por género, por origen étnico y por pobreza. “No basta con reconocerlas, deben estar en la toma de decisiones”, afirmó.

Cuando llegó el momento de la votación, no hubo sobresaltos. 108 votos a favor, cero en contra, cero abstenciones. Un raro consenso en un Senado donde los acuerdos suelen escasear. Nadie quiso quedarse fuera del lado correcto de la historia.

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