- En su única visita al país en 2016, el Papa Francisco llamó a cardenales y obispos a enfrentar el narcotráfico y no corromperse ni doblarse ante los actuales ‘faraones’.
STAFF / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- En un enérgico discurso en la Catedral Metropolitana en su única visita al país en 2016, el Papa Francisco llamó a cardenales y obispos a enfrentar el narcotráfico y no corromperse ni doblarse ante los actuales “faraones”.
“No se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa. No tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar”, los exhortó en ese entonces.
“Les ruego no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia”, pidió el Pontífice ante 160 obispos mexicanos.
El clero, les dijo entonces, no debe condenar de manera genérica el narcotráfico, sino, por el contrario, atender los problemas puntuales de la gente.
“Por la proporción del fenómeno, la complejidad de sus causas, la inmensidad de su extensión, como metástasis que devora, la gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones, no nos concierne a nosotros, pastores de la Iglesia, refugiarnos en condenas genéricas”, sostuvo.
El Papa Francisco estuvo una sola vez en México del 12 al 17 de febrero de 2016. Su viaje apostólico incluyó cinco entidades: la Ciudad de México, el Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua.
Se reunió con políticos y gobernantes; niños, jóvenes y adultos mayores; migrantes, indígenas y trabajadores; prelados y religiosas; enfermos y presos. Fue la séptima visita de un Papa al país.
Acuerdos secretos
El Papa Francisco también pidió humildad y alejarse de los intereses y acuerdos secretos con “faraones”.
“No pongan su confianza en los carros y caballos de los faraones actuales porque nuestra fuerza es la columna de fuego que rompe dividiendo”, afirmó.
Al improvisar parte de su discurso pronunciado el 13 de febrero de 2016, el máximo dirigente de la Iglesia católica también pugnó por la unidad del Episcopado y por la humildad del clero.
“Si tienen que pelearse, peléense; si se tienen que decir cosas, díganselas, pero como hombres, en la cara, y, si luego se pasan de la raya, piden perdón, pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal”, subrayó el Pontífice.
“México necesita obispos servidores, no se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor”.
Antes, el Papa había sostenido un encuentro histórico en Palacio Nacional, donde fue recibido por el entonces presidente Enrique Peña y más de mil 500 invitados de la clase política mexicana.
Ahí, ante gobernadores, legisladores, líderes políticos y jueces, Francisco advirtió que, cuando se persiguen privilegios ilegítimos, triunfan la corrupción, el narcotráfico, la exclusión y la violencia.
“Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción”, sostuvo.
Urgió a frenar el individualismo y a que los grupos políticos y económicos se comprometan por el Bien Común.
“Les ruego no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia”.
“No caer en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas”.
“Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción”.