- Carlos Aguilar, arzobispo primado de México, es señalado como ‘papable’.
STAFF / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- Tras el fallecimiento del Papa Francisco, otro latinoamericano y aficionado al futbol se asoma como posible sucesor: el Cardenal Carlos Aguiar, nayarita de nacimiento y quien ha dedicado su vida a la Iglesia desde los 11 años.
Actual arzobispo primado de México, nació en Tepic, Nayarit, el 9 de enero de 1950.
Su vocación floreció desde temprana edad de la mano de su abuelita, quien lo llevaba a la iglesia y lo guiaba con rezos del Santo Rosario.
“Mira, ahí está Dios, y te ama”, es una de las frases que el prelado dice guardar de ella.
Esto marcó el inicio de una travesía que lo llevaría a las más altas esferas de la Iglesia Católica.
Su formación académica lo guio por seminarios en Tepic, Estados Unidos e Hidalgo, así como una especialización en Sagrada Escritura en Roma, donde obtuvo la Licenciatura en Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico.
Su intelecto y su dominio de varios idiomas —italiano, inglés, francés y alemán— lo han convertido en un hombre de diálogo y apertura al mundo.
Su liderazgo trascendió las fronteras mexicanas al presidir la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), consolidando su influencia en la Iglesia a nivel regional.
Su labor fue reconocida por tres pontífices: Juan Pablo II lo consagró obispo, Benedicto XVI lo nombró arzobispo de Tlalnepantla, y Francisco lo designó como arzobispo primado de México el 5 de febrero de 2018.
A lo largo de más de cuatro décadas de servicio, Aguiar ha desempeñado roles clave en la Iglesia, desde la formación de nuevos sacerdotes como rector del Seminario de Tepic (1978-1991) hasta liderar la Diócesis de Texcoco (1997-1209) y, posteriormente, la Arquidiócesis de Tlalnepantla (2009-2018).
Ha destacado por su compromiso social, impulsando iniciativas para la reintegración de presos, el apoyo a madres solteras y el fomento de valores entre los jóvenes a través de eventos masivos.
Aguiar comparte con el Papa Francisco una visión de una Iglesia más abierta, cercana a las necesidades de la gente y centrada en el trabajo comunitario.