Elmer Ancona Dorantes
Con disparos a quemarropa, Yesenia Lara Gutiérrez, candidata de Morena a la presidencia municipal de Texistepec, Veracruz, fue asesinada a balazos cuando encabezaba este domingo un mitin nocturno por las calles de su municipio.
De acuerdo con las crónicas periodísticas, se escucharon más de 20 detonaciones hechas por sujetos armados que le dispararon, de manera fría y cruel, incluso en el rostro.
La candidata morenista saludaba de mano en mano a mujeres con niños en brazos, a muchas de ellas las abrazaba. Nada de eso importó a los sicarios que iban por su vida.
La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, aseguró este lunes que el gobierno federal se coordina con autoridades estatales y con el Instituto Nacional Electoral (INE) para dar seguimiento a las indagatorias. Hasta hoy se desconoce el móvil del ataque.
Recientemente, también se documentó la ejecución de Carlos Ramsés Neri, aspirante a presidente municipal de Paso del Macho, Veracruz. Era candidato del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
En este lapso, Manuel Andrei Gamboa, director de Gobierno del Ayuntamiento de Camerino Z. Mendoza, en Veracruz, también fue ajusticiado. Algo grave está sucediendo en ese estado.
De acuerdo con Integralia, una empresa consultora de prestigio y reconocimiento, en el primer trimestre de este año se identificaron 104 casos de violencia política en México, de los cuales 50 correspondieron a homicidios.
Por partido político, Morena y aliados concentraron el mayor número de casos de homicidios, nuevamente como resultado del mayor número de cargos de elección popular que ocupan sus afiliados.
Ante este negro panorama, los ciudadanos tenemos que preguntarnos qué está sucediendo en nuestro país que en cada proceso electoral se repite la misma historia.
El crimen organizado asesina a decenas de candidatos más allá de la militancia partidista que tengan; no importan las banderas políticas, van tras de ellos para arrebatarles la vida.
Aquí las autoridades federales, estatales y municipales tendrían que valorar los posibles nexos de los aspirantes con el crimen organizado, su historial de vida familiar y política.
Pero los crímenes políticos no se circunscriben únicamente al terreno de lo electoral, también traspasan el plano gubernamental donde diversos funcionarios públicos son acribillados públicamente por grupos de sicarios.
Integralia también advierte que, si bien el número de casos de violencia política se mantuvo prácticamente constante a lo largo de los tres primeros meses del año, es probable que aumente hacia junio conforme se aproximan las elecciones locales en Durango y Veracruz.
No se deben descartar, por supuesto, los próximos comicios del 1 de junio donde se disputarán cargos para el Poder Judicial.
Ya el senador Gerardo Fernández Noroña, de raíces petista y morenista, advirtió que identificó a por lo menos una veintena de candidatos vinculados con el crimen organizado.
A la presidenta Sheinbaum Pardo no le debe temblar la mano para perseguir y combatir a los grupos delincuenciales que se disputan el pastel en diversas regiones del país.
Debe responder con hechos, y no con palabras, a las recientes declaraciones que hizo Donald Trump sobre su persona: “La Presidenta de México es una mujer encantadora, pero le tiene tanto miedo a los cárteles que ni siquiera puede pensar con claridad… Le tiene tanto miedo a los cárteles que no puede caminar. Esa es la razón”.
Que en el primer trimestre de este 2025 se hayan identificado 104 casos de violencia política en México, de los cuales 51 corresponden a homicidios (contando el de Yesenia), no es un asunto menor. Es un escándalo que a nivel internacional se toma muy en cuenta.
No son tiempos para que las autoridades de los tres órdenes de gobierno, omisas y negligentes, pierdan el tiempo, y menos cuando se aproximan importantes comicios que marcarán el destino de México.
@elmerando