- El Juzgado Primero de Distrito con sede en Chetumal otorgó la suspensión definitiva a la construcción de una casa de descanso para mandos militares a orillas de la laguna de Bacalar.
EUGENIO PACHECO
CHETUMAL, Q. ROO.- En un fallo que representa un avance significativo para la protección ambiental en el sur del estado, el Juzgado Primero de Distrito con sede en Chetumal otorgó la suspensión definitiva a la construcción de una casa de descanso para mandos militares a orillas de la laguna de Bacalar.
La medida deriva del juicio de amparo 241/2025, impulsado por ciudadanos y colectivos ambientalistas que alertaron sobre la ausencia de estudios de impacto ambiental y el potencial daño a uno de los ecosistemas más sensibles del país.
Aunque la resolución es firme en esta etapa, el proceso judicial continúa abierto. Tanto la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) han interpuesto recursos legales para revertir la decisión, mismos que están siendo evaluados por Tribunales Colegiados de Circuito con sede en Cancún.
El abogado Ángel Pool Navarro, quien representa a los pobladores, explicó que la suspensión impide cualquier avance en la obra mientras se resuelven las impugnaciones. Además, adelantó que el 22 de mayo se espera una nueva resolución, resultado de un segundo amparo promovido por otras organizaciones ambientalistas.
Por su parte, el comandante de la 34 Zona Militar, Fidel Mondragón Rivero, defendió el proyecto y negó que represente un riesgo ambiental. Afirmó que la edificación, de una sola planta, cuenta con los permisos correspondientes y cumple con la normatividad vigente.
“Es un espacio de descanso para mandos y personal militar, quienes lo han ganado por su servicio al país”, declaró, al tiempo que atribuyó la oposición a una falta de información sobre el alcance del proyecto.
En sus argumentos legales, tanto Sedena como Semarnat sostienen que el proyecto contempla medidas de mitigación ambiental y que se desarrolla conforme al marco jurídico actual.
No obstante, la controversia persiste entre habitantes de Bacalar y defensores del medio ambiente, preocupados por la fragilidad del ecosistema de la Laguna de los Siete Colores.
Este conflicto se inserta en un contexto de creciente tensión entre el desarrollo turístico y de infraestructura pública en Quintana Roo y los esfuerzos por conservar sus áreas naturales, lo que plantea interrogantes sobre el rumbo ambiental del estado.