- Cazzu vivió toda una transformación, y tras un silencio creativo hizo catarsis mediante su música, escritura y activismo.
STAFF / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- De ser una figura del trap latinoamericano a convertirse en madre primeriza, Cazzu vivió toda una transformación, y tras un silencio creativo hizo catarsis mediante su música, escritura y activismo.
Ahora “La Jefa del Trap” vuelve a México con la gira Latinaje, homónima de su nuevo disco, y también con su libro Perreo, Una Revolución, y con ese bagaje se presentará el 14 de octubre en el Auditorio Nacional (CDMX), el 16 en el Auditorio Telmex (Guadalajara) y el 18 en el Auditorio Banamex (Monterrey).
Su vida cambió en un abrir y cerrar de ojos durante los últimos años. Cazzu se convirtió en un faro de resiliencia y una madre comprometida con su hija, Inti, quien cumplirá 2 años en septiembre.
“La música es un trabajo que tiene un desorden horario, es como mucha carga horaria. La maternidad no puede impedir tu trabajo y viceversa, una tiene que encontrar cómo negocias todo el tiempo con tus propios horarios.
“Quizás trabajé dos días durante 12 horas, pero decidí quedarme dos días en casa sin levantar el teléfono, siempre como buscando una manera”, dijo la argentina, en entrevista.
Julieta Emilia Cazzuchelli, su nombre real, abrazó la maternidad y en ese nuevo rol encontró una fuerza en la que reinventó su esencia creativa, que plasmó en Latinaje, de 14 tracks y ya en plataformas.
“Lo más sobresaliente de Latinaje es que abandoné parcialmente o por un periodo de tiempo el género porque la gente me conoce. Ese ha sido por ahí el cambio más grande y más considerable.
“Ha llegado un proceso bastante complejo para mí emocionalmente y de muchas formas, porque la gente me conoce por hacer trap y reguetón. A mí me cuesta verlo como ustedes lo ven porque siento que también lo mezclan con lo que saben de mí, en realidad. Lo que sí pienso es que es un disco muy honesto”.
Tras confirmarse su separación de Christian Nodal, en mayo de 2024, la cantante se alejó de las redes sociales por más de dos meses, tiempo que aprovechó para dedicárselo al futuro disco.
Durante ese lapso, cuando evitó el escándalo mediático de su ex pareja y padre de la niña, se adentró en horizontes sonoros que se acercaban a su verdad.
“Este silencio musical lo hice justamente para poder tener el tiempo necesario para realmente armar un disco, que se hace con paciencia. Mi disco anterior, Nena Trampa, tuvo dos meses de trabajo, y este (Latinaje) tuvo años.
“El primer periodo fue como de desintoxicación de la música. Por mucho tiempo dejé de escuchar lo que estaba pasando en la música del momento, las playlists, dejé de mirar YouTube, de estar en Instagram, me limpié auditivamente de alguna forma”, recordó.
Luego, tras un viaje a Francia, en 2024, comenzó a escribir canciones y a recuperar algunas viejas ideas guardadas.
Latinaje es un testimonio emocional y una carta escrita desde el alma y las emociones de una mujer, de 31 años, que se permitió sentir, sanar y crecer, afirma.
A la par, se volcó en la escritura de su primer libro, Perreo, Una Revolución, que amplifica su mensaje feminista y la urgencia de romper moldes impuestos por la sociedad.
“Mi intención más grande, sobre todo, con Perreo…, y en realidad con todo lo que hago en la música, es siempre tratar de acortar las brechas de la desigualdad.
“También, poder empezar a ver el arte, la música, y sus primos hermanos de una forma más juzgada por tal y no por la identidad de cada uno, por si eres mujer u hombre. Mi deseo más grande es llegar al punto en que las cosas de género no importen tanto”, sentenció.
La intérprete de “La Cueva” se siente inspirada por figuras como Chavela Vargas y Frida Kahlo, mujeres que, como ella, convirtieron sus cicatrices en un arte o un acto de resistencia.