- Estados Unidos aplicará a partir del 1 de agosto un arancel del 30 por ciento a productos agrícolas, automotrices, farmacéuticos y minerales provenientes de México.
FELIPE VILLA
CIUDAD DE MÉXICO.- Estados Unidos aplicará a partir del 1 de agosto un arancel del 30 por ciento a productos agrícolas, automotrices, farmacéuticos y minerales provenientes de México, una medida impulsada por el gobierno de Donald Trump que podría desatar severas consecuencias económicas y laborales en ambos lados de la frontera.
El nuevo gravamen afecta directamente a sectores clave para la economía mexicana. En el caso del sector agrícola, que abastece más del 40 por ciento de los productos frescos consumidos en Estados Unidos, como aguacates, tomates y bayas, se anticipa una caída de hasta 30 por ciento en ingresos para productores de estados como Sonora y Sinaloa, así como la posible pérdida de hasta 500 mil empleos rurales.
En el sector automotriz, donde entre el 75 y 80 por ciento de la producción nacional tiene como destino el mercado estadounidense, el arancel podría aumentar entre 8 mil y 12 mil dólares el precio por unidad, lo que reduciría la demanda en hasta 12 por ciento y pondría en riesgo entre 50 mil y 140 mil empleos. Analistas advierten que también impactará negativamente en la industria automotriz de Estados Unidos debido a la integración de sus cadenas de producción.
La industria del cobre, insumo estratégico para los sectores eléctrico, electrónico y de movilidad, también será afectada. Con más del 50 por ciento del cobre utilizado por Estados Unidos importado del extranjero, y con un precio mayorista actual de 12 mil 500 dólares por tonelada, el arancel podría encarecer significativamente los costos de producción, particularmente en la industria automotriz eléctrica.
En el ámbito farmacéutico, México exporta ingredientes activos y medicamentos genéricos que abastecen a hospitales y cadenas farmacéuticas estadounidenses. La aplicación del arancel amenaza con encarecer los tratamientos y generar escasez. Una investigación abierta bajo la Sección 232 podría incluso elevar estos aranceles hasta 200 por ciento, de acuerdo con las condiciones políticas.
México exporta anualmente alrededor de 475 mil millones de dólares, de los cuales más del 80 por ciento tienen como destino Estados Unidos. Los expertos coinciden en que los nuevos aranceles afectan el corazón del tratado comercial TMEC y las cadenas de valor regionales. Las estimaciones indican que el Producto Interno Bruto (PIB) mexicano podría caer entre 1 y 4 por ciento en el segundo semestre del año, y aumentar tanto la inflación como el desempleo.
En respuesta, el gobierno de Claudia Sheinbaum envió una delegación a Washington, encabezada por el canciller Marcelo Ebrard, junto con funcionarios de Hacienda y Economía, para negociar una salida diplomática que involucre temas de seguridad, migración y comercio. México calificó los aranceles como “injustos” y recordó que la mayoría de sus exportaciones están protegidas por los acuerdos del TMEC.
Mientras tanto, las reacciones en Estados Unidos han sido mixtas. El Wall Street Journal calificó la medida como “la guerra comercial más tonta de la historia”, mientras analistas como Paul Krugman advirtieron sobre riesgos de estanflación y pérdida de poder adquisitivo. A nivel internacional, la Unión Europea congeló medidas de represalia a la espera del desenlace, y Canadá impuso aranceles espejo mientras mantiene abiertos los canales diplomáticos.