- Por instalarse 55 módulos de atención en centros de salud, hospitales y unidades especializadas de Quintana Roo, como parte de la Semana Nacional contra las Adicciones.
OMAR ROMERO
CANCÚN, Q. ROO.- Durante la actual Semana Nacional contra las Adicciones se instalarán alrededor de 55 módulos de atención en centros de salud, hospitales y unidades especializadas de Quintana Roo.
La estrategia consiste en abordar la salud física y mental, especialmente en sectores vulnerables como las personas con discapacidad.
Uno de los coordinadores es Jaime “N” del área Quintana Roo II de la Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos, que comprende los municipios de Puerto Morelos, Isla Mujeres, Lázaro Cárdenas y Benito Juárez.
Los módulos, explicó, estarán disponibles en las Unemes Capa (Unidades de Especialidades Médicas en Centros de Atención Primaria en Adicciones), el Hospital General y algunas instituciones privadas, del 20 al 26 del mes en curso.
Se contará también con presencia en el Centro de Integración Juvenil, enfocado en brindar información, acompañamiento y apoyo a quienes enfrentan problemas de adicción.
Una de las poblaciones que ha comenzado a recibir atención específica es la de personas con discapacidad, quienes anteriormente no habían sido visibilizadas de forma suficiente en el tratamiento de adicciones.
“Tenemos personas con discapacidad visual y física. A quienes no pueden ver, les proporcionamos audios adaptados; a quienes usan silla de ruedas, incluso vamos por ellos a sus casas para llevarlos a sus reuniones”.
Actualmente, en la región se atienden a tres personas con discapacidad visual y seis con discapacidad física, aunque se espera que esta cifra aumente conforme se difundan los servicios disponibles.
Además, se han implementado programas de accesibilidad como materiales en audio, sillas de ruedas, rampas y próximamente literatura en sistema braille.
El consumo de alcohol adulterado ha sido uno de los factores que ha derivado en discapacidades permanentes, como la pérdida de la visión.
Esta situación refleja la gravedad de las consecuencias del abuso de alcohol, especialmente en contextos de marginación.
“Muchas veces no se dimensionan los efectos del consumo excesivo, pero hay quienes han perdido la vista por consumir alcohol adulterado.
Y al combinar una discapacidad con una adicción, el panorama se vuelve más complejo”.
La labor de Alcohólicos Anónimos en la zona incluye la publicación de la revista Plenitud, donde se comparten testimonios de personas con discapacidad que han logrado mantenerse en recuperación, lo cual representa una fuente de motivación para nuevos integrantes.
En la región de Quintana Roo operan 102 grupos comunitarios de AA, y seis grupos institucionales ubicados en centros penitenciarios y hospitales psiquiátricos.
De estos, se estima que alrededor del 5 por ciento de sus miembros presentan alguna discapacidad.
Gracias al compromiso de la comunidad, los grupos han logrado autofinanciarse y adquirir materiales adaptados, sin depender de recursos gubernamentales.
“Aunque este sigue siendo uno de los sectores más rezagados, confiamos en que para el próximo año podamos reportar avances importantes. Con el apoyo de todos, sabemos que lo vamos a lograr”.