- Una prueba realizada por la FGR fue clave para que un juez concluyera que hay indicios de que el ex agente del Cisen Jorge Sánchez Ortega fue el “segundo tirador” en el caso Colosio.
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CIUDAD DE MÉXICO.- Una prueba que elaboró la Fiscalía General de la República (FGR), tres semanas antes de pedir la orden de aprehensión, fue clave para que un Juez federal finalmente decidiera que existen indicios de que Jorge Antonio Sánchez Ortega, ex agente del Cisen, fue el “segundo tirador” que ultimó a Luis Donaldo Colosio hace 31 años.
Se trata de un peritaje en criminalística de campo, suscrita apenas el pasado 17 de octubre, que concluye que Sánchez no aparece en ningún video cerca de Colosio porque quizá estuvo a 68 centímetros de la víctima, en una postura semiflexionada, y eso impidió que fuera captado por las cámaras desde un ángulo superior.
Así lo dictaminaron los peritos en la materia Aníbal Lázaro Bautista y Jorge Vega Soriano, tras revisar la posición de las manchas de la sangre de Colosio en las mangas de la chamarra color blanco que el ex agente del Cisen vestía la tarde del 23 de marzo de 1994.
“Asimismo, puede influir la preparación y adiestramiento táctico, ya que Jorge Antonio Sánchez Ortega, siendo agente federal del Cisen, tenía la destreza, capacitación y conocimientos suficientes para escabullirse entre la gente en eventos masivos y con la habilidad para pasar desapercibido entre la multitud, no sólo por seguridad sino también para ejecutar tareas de inteligencia propias de su encargo, lo cual le podría haber facilitado su acercamiento natural y estratégico hacia su objetivo, franqueando los anillos de seguridad, aunado al hecho que los estudios criminalísticos situaron al agresor de pie, en semiflexión frontal o ligeramente lateral a la izquierda en relación con la víctima, lo que robustece la dificultad de ser captado en la grabación que se hizo desde un ángulo superior”, dicen los peritos.
“Los factores anteriores constituyen una razón probable para explicar su no visibilidad en el video al momento del evento, sin que ello implique necesariamente ausencia o falta de participación. La toma no corresponde al 100 por ciento, ni tiene un ángulo de 360 grados, por lo que no está dirigida al lugar donde se encontraba el imputado”.
Desde 2023 a la fecha, la FGR hizo cuatro intentos para conseguir la orden de captura contra Sánchez y fue hasta el pasado 7 de noviembre que logró que la librara Daniel Marcelino Niño Jiménez, Juez Cuarto de Distrito en Materia Penal de Toluca.
El 5 de enero del año pasado, cuando negó la orden de aprehensión el entonces Juez Jesús Chávez Hernández, le dejó en claro a la Fiscalía que su nueva teoría del complot tenía un cabo suelto.
Si bien la FGR le presentó un peritaje de 2023, que concluía por vez primera en tres décadas que la chamarra de Sánchez tenía restos de plomo, bario y antimonio -lo que supondría que disparó un arma-, el juez Chávez precisó que esa era sólo una prueba circunstancial, porque en toda la investigación del Caso Colosio no hay un solo video en que el ex agente aparezca cerca del candidato, en el momento del magnicidio.
La FGR no consiguió ningún nuevo video para probar lo contrario, pero este inconveniente trató de zanjarlo con el citado peritaje del mes pasado.
A este dictamen, la FGR agregó un “análisis de contexto” que concluye que Sánchez Ortega sería el autor del segundo disparo, y no Mario Aburto, contrario a los peritajes que existen en el expediente desde 1994.
Esta opinión, también del 17 de octubre, fue firmada por Araceli Guadalupe Martínez Aldape y Alejandra Izanestli Cazares Alanís, analistas del Centro Federal de Inteligencia Criminal de la FGR.
Para el Juez Daniel Marcelino Niño Jiménez, el dictamen en criminalística fue un indicio clave para que dictara la formal prisión al ahora preso en el Penal del Altiplano.
“Aún cuando no se perciba (a Sánchez) en los videos que se tienen en relación con ese evento, se le debe dar el mismo tratamiento que al sentenciado Mario Aburto Martínez”, resolvió el Juez.
En el auto de formal prisión, el Juez refiere diversas pruebas recabadas por la FGR a lo largo de tres décadas, que exhiben las contradicciones de los testimonios de Sánchez para justificar las manchas de sangre en su chamarra o el resultado positivo a la prueba de radizonato de sodio.
También considera un examen del polígrafo practicado en 1997 por el FBI, en el que su examinador opina que mintió al responder que no disparó contra Colosio.
Lo que no aparece en su resolución es el dictamen de balística del perito José Luis Zamora Pérez, en el que asentó que el arma de Aburto fue la única que percutió la ojiva y los dos casquillos recuperados en la investigación.
