Elmer Ancona Dorantes
Cada vez que un alto funcionario de Estados Unidos se refiere a México, el gobierno de Claudia Sheinbaum se pone a temblar. Y no es para menos. Los gringos nos tienen en la mira.
Parece que nos están viendo con lupa, para ver qué tanto hace esta administración política que pudiera afectar los intereses del pueblo estadunidense, muy en particular de sus inversionistas.
Pongamos un ejemplo: se anunció que el subsecretario de Estado, Christopher Landau, visitará México esta semana y se reunirá con la presidenta Sheinbaum el próximo miércoles.
El ex embajador de Estados Unidos en México durante la pasada administración de Donald Trump, viene abrir paso a su jefe, el durísimo, el rudo Secretario de Estado, Marco Rubio, quien tocará suelo mexicano las próximas semanas.
¿A qué viene Landau a nuestro país? Para abordar temas que representan un “desafío común” para ambas naciones. ¿Y en qué consiste ese gran desafío? En frenar la inmigración ilegal y, preponderantemente, en hacer que caigan los que ellos mismos han llamado “narco-terroristas”.
“Iré a México para hablar sobre cómo podemos colaborar para combatir la delincuencia transnacional y la inmigración ilegal”, advirtió el subsecretario de Estado.
Por “delincuencia trasnacional”, cabe precisar, no sólo se refiere a los grandes capos que se repartieron el pastel -todo el país- desde hace muchos años, desde diversos sexenios, y muy en especial durante la administración de Andrés Manuel López Obrador.
También el gobierno de Estados Unidos se refiere a todos aquellos políticos (funcionarios públicos, diputados, senadores, gobernadores, alcaldes y líderes de partidos) que los dejaron crecer, que se coludieron con ellos, afectando los intereses de los norteamericanos.
Ahora hablemos del temible Marco Rubio, de origen latino, de raíces cubanas, quien el mes pasado, al referirse a México ante los congresistas de su país, advirtió que la Administración Trump se ha centrado en dos temas en su relación con México: el comercio y la cooperación en materia de seguridad.
Recordemos lo que dijo ante los cuestionamientos que le hicieron los congresistas gringos.
“Los cárteles que operan en México y amenazan al Estado están armados con armas que se compran en Estados Unidos y se envían allí. Queremos ayudar a detener ese flujo.
“Esos cárteles amenazan al Estado. Hay partes de México gobernadas completamente por cárteles”, afirmó.
Aún más, les dejó en claro a los legisladores gringos: “Queremos ayudarlos a equiparlos y brindarles información para combatir a los carteles, varios de los cuales fueron declarados organizaciones terroristas globales por Washington”.
Para nuestro país vecino, los cárteles de la droga, principalmente los más sanguinarios, son considerados “terroristas globales”, por lo tanto, infieren que no sólo se irán contra los capos-cabezas de la droga, sino por sus artífices, intermediarios o interlocutores, por los brazos políticos, por muy elevado que tengan el estatus.
De lo que ha dicho directamente Donald Trump de esto, mejor ni hablar. Es muy rudo contra México y lo pone a temblar tan sólo al balbucear un par de palabras.
En fin, el miércoles llega Christopher Landau a abrirle paso a su jefe, así que arrodíllense los que puedan y pónganse a rezar, porque -en serio-, esta administración viene con la espada desenvainada, y viene con todo.
¿No lo creen? Espérense a ver más movimientos telúricos, porque la larga lista que traen esos americanos es de espantar.
@elmerando